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jueves, 14 de noviembre de 2024

HISTORIAS DE TORNAVACAS (XXI): APARATOS DE RADIO EN TORNAVACAS (AÑO DE 1953)

    Hoy, 14 de noviembre de 2024, se cumplen cien años de la primera emisión radiofónica oficial y autorizada que se realizó en nuestro país. La misma fue a través de Radio Barcelona. Hasta entonces, el contacto con el mundo exterior, especialmente en los núcleos rurales como es nuestro caso, era principalmente a través de la escasa prensa que llegaba esporádicamente, de las cartas que enviaban paisanos o personas que vivían fuera o de las noticias que traían los viajantes o transeúntes que pasaban por el pueblo.

    Desde aquel momento, la radio fue un medio de comunicación que poco a poco fue extendiéndose por toda la geografía española y que durante las siguientes décadas (1930, 1940...), conoció un importante crecimiento, tanto en el número de emisoras que fueron apareciendo como en el de los aparatos emisores y receptores que se fueron instalando.

    Hoy, coincidiendo con esta efeméride, cuando podemos contar casi a decenas los aparatos de comunicación con los que contamos en nuestros domicilios (televisiones, teléfonos, ordenadores...), traemos un curioso documento que nos transporta a la Tornavacas de los primeros años de la década de 1950, más concretamente al año de 1953, en el que se recogen los aparatos de radio que existían en los domicilios particulares de nuestro pueblo. Aquellos años, aunque había pasado ya más de una década de la finalización de la Guerra Civil, por lo general, eran aún años marcados por la escasez y por la práctica inexistencia de recursos (más allá de los imprescindibles para la subsistencia). En aquellos años, cuando la luz solamente funcionaba -y cuando funcionaba- algunas horas -especialmente por la noche-, la radio comenzó a convertirse en la ventana más inmediata de contacto con el mundo exterior.

    Dicho documento, que tiene por título "Relación de todos los poseedores de aparatos de radio de esta localidad, con expresión de nombre y dos apellidos, domicilio, marca, número de lámparas y lugar de instalación", fue elaborado por el Ayuntamiento de Tornavacas, a instancias de instituciones superiores. En él, aparte de los nombres de las personas que tenían aparatos de radio en sus domicilios particulares (42 en total), quedan reflejadas las marcas de los mismos (Stribson, Ascar, Castilla, Telefunken...) así como otros datos de interés que se muestran en el documento al completo, que es el siguiente:

Aparato de radio de la marca Ascar (modelo de 1952)

    En otros capítulos nos detendremos en cómo los tornavaqueños de aquellas décadas pasaban veladas escuchando los diferentes contenidos que se emitían por la radio (radionovelas, noticiarios...) y de cómo esta fue un importante elemento de socialización en muchos hogares de nuestro pueblo hasta que la televisión fue llegando, muy poco a poco, en los últimos años de la década de 1960. Continuará.

viernes, 12 de julio de 2024

HISTORIAS DE TORNAVACAS (XVI): ALGUNOS LUGARES, EDIFICIOS Y PROYECTOS DE CONSTRUCCIÓN DE LA TORNAVACAS DE 1890

    Tornavacas, antigua villa que cuenta con cientos de años de Historia, puede presumir, en la actualidad, de tener un excepcional Archivo Municipal en el que se conservan decenas de miles de documentos que nos ayudan a conocer mejor nuestro pasado y que, al fin y al cabo, son auténticos tesoros que nos hablan de cómo fue nuestro pueblo, así como la vida de sus gentes, en los siglos anteriores.

    De entre esas decenas de miles de documentos, por su interés, hoy traemos una serie de planos de la década de 1890 que nos hablan de edificios y lugares que son bien conocidos por todos.

PLANO 1. LA PLAZA DEL AYUNTAMIENTO EN 1891

    Este primer plano, elaborado en 1891, nos ayuda a conocer cómo era la Plaza del Ayuntamiento (hoy, oficialmente, Plaza Mayor) a finales del siglo XIX.

    Según lo que aparece en el mismo, en la parte de la derecha se encontraban la casa consistorial o Ayuntamiento (edificio ya reformado en el siglo XVIII) y la escuela de niñas y casa para la profesora (actual Hogar del Pensionista), edificio del que hablaremos en el siguiente plano. En el centro, se situaba la fuente, de la que salía tanto un desagüe como una conducción de agua para abastecer la escuela de niñas. Pegada a la pared exterior de la plaza (hoy Calle del Río), se situaba un lavadero de 1,5 m. de anchura donde, como el nombre de la construcción indica, los vecinos iban a lavar la ropa y otros objetos domésticos. El agua del lavadero procedía de la fuente, tal y como se refleja en el plano.

    A la izquierda, donde se nos indica el nombre de la calle ("Calle real") existían varias viviendas que ocupaban un mayor espacio del que ocupa ahora el edificio que existe (construido por Victoriano Navarro Merino en 1916), siendo, la plaza, por tanto, de menores dimensiones -en esta parte- que la actual.

PLANO 2. CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO DESTINADO PARA ESCUELA DE NIÑAS Y CASA PARA LA PROFESORA, 1892 (ACTUAL HOGAR DEL PENSIONISTA)

    En este plano se nos presenta la fachada principal del edificio, que hasta bien entrado ya el siglo XX sirvió como escuela de niñas y también albergaba, en la planta superior, la casa de los maestros. Su construcción se realizó durante los años siguientes a la realización de este plano y, pese a las reformas llevadas a cabo durante el siglo XX, tanto en su interior como en su exterior, la estructura de la fachada principal proyectada en 1892 es casi idéntica a la del edificio actual, ya destinado para Hogar del Pensionista y utilizada también su planta superior por la Asociación de la Tercera Edad para otras actividades.

PLANO 3. DISTRIBUCIÓN (PLANTA) DEL NUEVO CEMENTERIO DE LAS ESPOZAS, 1891

    Como ya contamos en una de nuestras anteriores entradas, el cementerio nuevo de las Espozas comenzó a funcionar en el año 1892 y vino a sustituir al anterior que, desde el siglo XVIII, se encontraba en la zona de El Pilón. En 1891 comenzaron a hacerse las obras del nuevo cementerio y el plano que aquí presentamos fue una propuesta inicial, no correspondiéndose en su totalidad con el proyecto finalmente realizado.

    Atendiendo a lo reflejado en este plano, en un principio se planteó hacer la capilla adosada a la fachada principal. Detrás de esta, iría el depósito de cadáveres. En el lateral izquierdo, se dejaba un espacio para el cementerio civil, es decir, en donde eran enterradas "las personas que no se hubiesen educado en la fe católica" o también, en ocasiones, las que morían de manera no natural. Como se observa en el plano, este cementerio civil, de pequeñas dimensiones, estaba aislado del resto del cementerio por un muro que lo separaba del resto del espacio, que es el que aparece descrito en el plano como "cementerio católico" y era donde se enterraba a la mayor parte de los difuntos. En la esquina lateral derecha, tenemos el espacio reservado al osario, es decir, el lugar en donde se depositaban los huesos que se sacaban de las sepulturas a fin de volver a enterrar en ellas y los restos óseos no identificados encontrados por diferentes lugares.

    Como vemos en el plano, en la ejecución final de la obra hubo algunas modificaciones con respecto al planteamiento inicial (ubicación de la capilla y del cementerio civil, sobre todo). 


Con la "subasta para la excavación y nivelación del cementerio" daban comienzo las obras de construcción del nuevo cementerio de las Espozas. Expediente de 1891. Archivo Municipal de Tornavacas.

PLANO 4. DISEÑO DE LA FACHADA PRINCIPAL DEL NUEVO CEMENTERIO DE LAS ESPOZAS, 1891

    En este cuarto plano observamos el detalle de cómo quedaría, en ese proyecto inicial, la fachada principal del nuevo cementerio con la capilla adosada a la misma y con dos puertas de acceso totalmente independientes: la de la izquierda daría al cementerio civil y la derecha al "católico", es decir, en el que eran enterradas la mayoría de las personas.

    Finalmente, tampoco se construyó tal y como muestra este plano, sino que la capilla -que sí se corresponde con la proyectada- se hizo ya en el interior del propio cementerio, quedando el cementerio civil en la parte trasera del depósito de cadáveres. 


Vista exterior de la puerta que daba acceso al cementerio civil (ya tapiada), situado en la parte trasera del depósito de cadáveres. Fotografía tomada el 2 de noviembre de 2013.

Vista interior de la puerta que daba acceso al cementerio civil (ya tapiada), situado en la parte trasera del depósito de cadáveres. Fotografía tomada el 2 de noviembre de 2013. 

Estado actual de la puerta que daba acceso al cementerio civil. Fotografía de junio de 2021.

domingo, 14 de abril de 2024

HISTORIAS DE TORNAVACAS (XIII): EL PUENTE CIMERO EN LOS PRIMEROS AÑOS DE LA DÉCADA DE 1970

    Hace pocas semanas, el investigador Pedro Emilio López Calvelo, desde Hervás, comentaba algunas inexactitudes publicadas en el Diario HOY en relación a un artículo dedicado a un suceso ocurrido en aquel municipio. Una de ellas tenía que ver con la fotografía que acompañaba al artículo, en donde se decía que era una fotografía de Hervás, cuando, en efecto, así no era.

    La fotografía es de Tornavacas. Y es, además, una fotografía inédita para muchos, del archivo fotográfico del Diario HOY, en la que se puede ver el Puente Cimero y parte de la Calle Real de Arriba.

    Llamado así por estar situado en la parte de arriba del pueblo, el Puente Cimero es uno de los monumentos señeros de la antigua villa, muy apreciado por paisanos y visitantes y cuya protección debe ser algo prioritario. Muchos son los siglos que tiene a sus espaldas ya que hasta hace pocas décadas ha sido el único puente existente dentro del núcleo de población para salvar, de un lado a otro, las aguas del río Jerte. De origen medieval -debió ser de las primeras construcciones impulsadas por los Condes de Oropesa tras declarar villa a Tornavacas, en el siglo XIV, e integrarla en su señorío-, por él pasó el séquito de Emperador Carlos V el 11 de noviembre de 1556 (siglo XVI), cuando se dirigía hacia su retiro en La Vera, y desde él, el mismo Emperador, observó a los mozos tornavaqueños pescar truchas que luego cenó. Por él también han transitado miles de cabezas de ganado a su paso por la villa, cuando la Calle Real era también vía pecuaria.

    Fue intensamente reformado en el siglo XVIII -pues así nos lo indican testimonios documentales y la inscripción que aún hoy perdura en uno de los laterales del puente- y, en tiempos ya muy recientes, más concretamente en el año de 2020, fue objeto de restauración -junto a la Puentecilla y la Picota- por parte de la Junta de Extremadura. En febrero de 2024, y contando con el visto bueno de técnicos de Patrimonio, se han rebajado unos centímetros del cemento superficial que actualmente tiene en la parte central de su firme, para así evitar el roce de los bajos de algunos vehículos.

Inscripción existente en uno de los laterales del puente que hace referencia a su reforma del siglo XVIII. "Se hizo esta obra siendo Alcalde...Año de 1727"

    La fotografía a la que dedicamos esta entrada, debe ser de los primeros años de la década de 1970, pues, como puede observarse en la misma, en la parte más baja de la calle, cercana al puente, ya están realizadas las obras de saneamiento y alcantarillado (desagües) y se están realizando en la Calle Real de Arriba. Unas obras para las que se presupuestaron 1.483.000 pesetas, adjudicadas al contratista Fermín Ibáñez Lacalle, de Malpartida de Plasencia, y que comenzaron en 1970, tal y como quedamos recogido en nuestro estudio "Tornavacas (1927-2017): 90 años de cambios y transformaciones". Estas obras, que se iniciaron primero en ambas plazas y se realizaron durante los primeros años de los 70, tuvieron como consecuencia directa la desaparición de gran parte del enrollado de la Calle Real y de ambas plazas (Iglesia y Ayuntamiento), que fueron sustituidos por cemento, y son recordadas por muchos paisanos, ya que cada vecino se encargó de retirar los rollos que estaban próximos a las puertas de sus casas.

Enrollado y caño, Calle Real de Arriba. Fotografía extraída de este mismo blog    



    Volviendo al protagonista de esta entrada, el Puente Cimero, no queremos acabar estas líneas sin señalar que es un monumento, a fin de cuentas, con siglos de historia y que ha visto pasar por él a decenas de generaciones de tornavaqueños. Una joya de nuestro patrimonio, que es nuestro deber legar, en buen estado de conservación, como así lo han hecho nuestros antepasados, a las generaciones venideras.

jueves, 28 de marzo de 2024

HISTORIAS DE TORNAVACAS (XI): EL ACCIDENTE DEL AVIÓN ALEMÁN EN EL CALVITERO EN 1937 (I)

    La Guerra Civil de 1936 a 1939, un conflicto que tuvo para España unas consecuencias devastadoras (elevado número de pérdidas de vidas humanas, destrucción material...), no pasó desapercibida en el Valle del Jerte

    En nuestra comarca no se produjeron acciones de guerra considerables, al quedar la práctica totalidad de la misma, en los primeros compases del conflicto, bajo el control de las fuerzas del bando sublevado el 18 de julio de 1936 y encabezadas por Franco. Ello fue debido a la acción de los falangistas locales y de las fuerzas armadas que se posicionaron del lado de Franco (parte de la Guardia Civil y del Ejército), que en pocos días auparon a las instituciones locales a personas afectas al nuevo Estado que pretendían implantar.

    Pero sí es necesario destacar que la guerra sí se dejó sentir en otros aspectos. Por ejemplo, en el ir y venir de convoyes militares por la entonces carretera de Plasencia a El Barco de Ávila, en el sabotaje de algunas infraestructuras de la comarca por parte de personas que militaban en diferentes partidos o sindicatos de izquierdas (como el caso del puente de la Garganta de Becedas), en los ciertos conatos de resistencia que se dieron en diversas localidades o, siendo esta la más trágica, en los paisanos que perdieron su vida combatiendo en el frente (en ambos bandos) y en la violencia practicada (asesinatos o encarcelamientos) por las fuerzas sublevadas en julio del 36 sobre personas de izquierda de nuestra comarca, algo de lo que aún queda mucho por conocer, pero que ha sido un tema estudiado muy recientemente por el ya fallecido profesor Fernando Flores del Manzano, cabezueleño al que mucho debemos en el conocimiento de la Historia de nuestra comarca. En su trabajo "Episodios represivos en el Valle del Jerte durante la Guerra Civil (1936-1939)" (páginas 381-406), que ha sido publicado a finales de 2023 y cuya lectura recomendamos, se tratan estos pormenores.

    Realizada esta contextualización inicial, el hecho que protagoniza esta entrada está directamente relacionado con la Guerra Civil y con ese ir y venir de fuerzas militares que en ella participaron desempeñando diferentes funciones. El bando encabezado por el general Franco, que se levantó en armas el 18 de julio de 1936, no estuvo solo en la guerra que inició contra el Gobierno de la República. Y es que, pasadas ya varias décadas de la finalización del conflicto, diversas investigaciones han demostrado, con datos objetivos e irrefutables, que el bando de Franco contó con el apoyo económico, militar y logístico de la Alemania de Adolf Hitler y de la Italia de Benito Mussolini (al igual que la República contó con el apoyo de la U.R.S.S. de Stalin). Fue, por tanto, una guerra civil ocurrida en España pero que tuvo amplias implicaciones y repercusiones internacionales.

    Por parte de la Alemania nazi, entre otros recursos, el régimen de Hitler envió a España, para auxiliar al bando de Franco, cientos de aviones militares. La famosa Legión Cóndor, que protagonizó bombardeos como el de Guernica (abril de 1937), tuvo importancia, a nivel militar, por las operaciones realizadas. De esos aviones alemanes llegados hasta España que surcaron nuestros cielos, ciudades, pueblos y campos, muchos cumplieron con la misión que tenían encomendada, pero decenas de ellos tuvieron siniestros y sus tripulantes perdieron la vida.

    Y así sucedió en el acontecimiento al que dedicamos esta entrada. Por informaciones ya publicadas por Esther Sánchez Calle, Cronista Oficial de Plasencia, en el boletín digital Trazos, y por el investigador hervasense Pedro Emilio López Calvelo, sabemos que un avión alemán, Junker, cuando realizaba un servicio de transporte de correo, se estrelló en las inmediaciones del Calvitero, el punto más alto de Extremadura, el 16 de enero de 1937

Modelo de Junker protagonista del siniestro


     Días después de ocurrir el suceso y ya teniendo constancia de ello las autoridades, desde el Puesto de la Guardia Civil de Jerte, con fecha 29 de enero, se circulaba un oficio, firmado por el Capitán Higinio Gómez Franco, en el que se prohibía terminantemente subir a la zona del Calvitero a ninguna persona, desde ningún pueblo, "que no sea [de] la Comisión encargada de este servicio en el pueblo de Jerte", que era la única autorizada para iniciar, desde aquel pueblo, las labores de búsqueda. Además, puntualizaba que se estaban esperando órdenes del "alto mando" para recuperar los restos del avión siniestrado así como a sus tripulantes. 

Circular emitida desde Jerte. 29 de enero de 1937. Archivo Municipal de Tornavacas

    Esta prohibición de subir a la zona del siniestro se siguió circulando, en repetidas ocasiones, durante los meses posteriores al siniestro, pues con fecha 16 de febrero, también desde Jerte, el mismo Capitán de la Guardia Civil, Higinio Gómez Franco, informaba al Ayuntamiento de Tornavacas que se había recibido una orden de "que ninguna persona suba a la Sierra y Pico denominado "CALVITERO", sitio "REGAJO DE LAS VACAS", donde se hallan los restos de un Aparato trimotor Junkers del desgraciado accidente de aviación ocurrido el día 17 del próximo pasado mes de enero", tal y como observamos en el documento que aparece debajo de estas líneas y que hemos localizado en el Archivo Municipal de Tornavacas. Además, se ordenaba hacer pública, mediante bando, esta orden "para que por nadie pueda alegarse ignorancia de lo dispuesto, ya que los restos del Aparato están bajo la custodia y protección de la Falange Local de Jerte desde que ocurrió referido accidente".

Circular emitida desde Jerte. 16 de febrero de 1937. Archivo Municipal de Tornavacas

    Un documento muy similar al anterior en cuanto a su contenido, emitido desde la Jefatura Local de Falange de Jerte, también ha sido hallado por el investigador López Calvelo, ya fechado el 8 junio de 1937, en sus búsquedas en el Archivo Municipal de Hervás. Este documento también se halla en el Archivo Municipal de Tornavacas y viene a ser muy similar, en su contenido, a la orden emitida desde Jerte en febrero de 1937. En esta nueva circular, firmada por el Jefe Local interino de Falange de Jerte, Rodrigo Cepeda, en el que se señala que la fecha del accidente fue el día 16 de enero, se reiteraba la absoluta prohibición de acceder a los sitios mencionados en la circular anterior. A tal fin, instaba a las autoridades a "tomar las medidas y dar las órdenes oportunas para que ninguna persona y bajo ningún pretexto se permita ir a los lugares indicados sin la autorización de esta Organización local". Y la advertencia que lanzaba a quien incumpliera y/o desoyera esta orden era contundente, señalando que los "contraventores de estas órdenes serán detenidos y puestos a disposición de la Autoridad Militar". Así pues, el mensaje que se enviaba a la población era muy claro: nadie, sin contar con el permiso expreso de la Falange Local de Jerte o del Alto mando militar, se debía aventurar a ir a la zona en donde había ocurrido el siniestro.

Circular emitida desde la Falange Local de Jerte. 8 de junio de 1937. Archivo Municipal de Tornavacas

    Siguiendo con la reconstrucción de lo sucedido en los meses posteriores, Pedro Emilio López Calvelo proporciona un documento muy interesante, en el que se informaba que el 6 de agosto de 1937, un guía de veraneantes de Hervás que subió a la sierra acompañando a unos excursionistas, declaraba que:

"al llegar al sitio denominado El Torreón el exponente encontró a una distancia de doscientos metros del lugar precitado los restos de un aparato de aviación cogiendo el que suscribe un tubo de hierro gravado con la marca Junker y la cifra 11, 1 kilogramos  y número 1.677 y fecha 11-1-36 que entrega en este acto manifestando igualmente había cables y demás restos esparcidos por el suelo"

    Meses después del suceso, por tanto, se encontraban los primeros restos del avión siniestrado, que se enviaron inmediatamente al Gobierno Militar de Cáceres, pues esta institución así lo había solicitado. En cuanto a sus tripulantes, que eran seis y cuyos nombres conocemos también gracias a las indagaciones de López Calvelo, debieron morir en el lugar, no ya debido al impacto sino de frío, pues las condiciones meteorológicas de ese invierno fueron muy rigurosas, encontrándose el lugar completo de nieve y con temperaturas bajo 0º. En enero de 1937, guiándonos por los testimonios orales de algunos paisanos tornavaqueños ya recogidos hace tiempo que nos relataron las condiciones meteorológicas que recordaban de aquellos días (o que habían escuchado contar a sus mayores), se dieron varias jornadas de densas nieblas que impedían tener una visibilidad adecuada, siendo este, muy seguramente, el principal motivo que desencadenó el accidente del avión. Estos mismos testimonios orales también recordaban haber escuchado que los cuerpos de los alemanes fueron hallados, ya sin vida ("muertos de frío" o "congelados"), en el lugar del siniestro.

    En Tornavacas y Jerte este hecho ha sido siempre muy recordado y aún perdura en la memoria y recuerdos de no pocos paisanos, pues varios vecinos de ambos pueblos hicieron batidas por la sierra para ayudar a ubicar el lugar exacto del siniestro y para localizar los restos del avión. Por los testimonios orales, sabemos que en Jerte fueron custodiados también varios fragmentos del avión que fueron bajados, hasta allí, desde la sierra. Allí fueron trasladados también los cuerpos, ya sin vida, de los alemanes. Pasado ya un tiempo del suceso, paisanos de Jerte y Tornavacas siguieron subiendo a la zona del accidente y encontrando chapas, pequeños restos y otros efectos del avión y de sus tripulantes, conservándose algunos, hasta tiempos muy recientes, en domicilios particulares. Testimonios de paisanos que tenían ganado por la zona (cabras, vacas...) o que habitualmente la frecuentaban, también recuerdan haber visto algunos pequeños restos del aparato hasta tiempos bastantes recientes (década de 1960 y 1970).

Alrededores del Calvitero/El Torreón. Agosto de 2023.

    Por la investigación de López Calvelo, en donde cita un libro sobre la Historia de Béjar, sabemos que, al menos, otros dos aviones alemanes se estrellaron en otros lugares de la Sierra de Gredos también durante la Guerra Civil, aunque en los términos de localidades ya salmantinas, próximas a Tornavacas: La Hoya y Cantalgallo. En esta publicación que aborda la historia bejarana, es donde se cita el modelo de avión Junker (JU-52) que se estrelló en el Calvitero  y cuya imagen puede observarse en la parte superior de los párrafos anteriores.

    Pero esta historia no acaba aquí, sino que 20 años después del accidente, en agosto de 1957, ya en un tiempo lejano a la guerra pero en el que el suceso aún seguía muy presente en la memoria colectiva, se celebró un acto-homenaje, en memoria de los aviadores que perdieron allí la vida, en el mismo lugar en el que sucedió el siniestro: el Calvitero. Pero esa ya es otra historia, directamente relacionada con la Historia más reciente de Tornavacas, de la que nos ocuparemos en posteriores entradas.

Nota: agradecemos los testimonios orales aportados por Luis Pérez Cepeda, Luis Buezas Rodríguez (vecinos de Jerte) y Felipa Cruz Jiménez (Q.E.P.D.), Marco A. Benito y Carmen García (de Tornavacas), muy valiosos para conocer con mayor detalle este suceso.



lunes, 12 de febrero de 2024

HISTORIAS DE TORNAVACAS (X): LA LLEGADA DE LA LUZ ELÉCTRICA A TORNAVACAS

    En el año de 2019 se cumplieron cien años de un acontecimiento que marcó un antes y un después en nuestra historia reciente y que impulsó el desarrollo moderno (económico, social...) de nuestro pueblo: la llegada de la luz eléctrica.

    En este acontecimiento, hay una protagonista indiscutible y esta no es otra que la Central Hidroeléctrica construida en las cercanías de la Garganta de Becedas, por todos conocida como la "Casa de la Luz", una construcción, hoy un tanto descuidada y olvidada por el paso del tiempo, cuya importancia pretendemos rescatar aquí y que será la protagonista de una serie de entradas en este blog, siendo esta la primera. 

Vista general de la fachada exterior de la "Casa de la Luz"

    La "Casa de la Luz", en donde, a través de un proceso mecánico, la fuerza del agua procedente de la garganta se convertía en energía eléctrica, comenzó a surtir luz eléctrica en el año de 1919. En los años anteriores (década de 1910) se procedió a su construcción y a la instalación de la infraestructura necesaria (tendido eléctrico, transformador en el pueblo...), que hizo posible transportar esta energía desde su lugar de origen hasta el pueblo (existiendo, desde un punto a otro, una distancia de algo más de 3 kilómetros). 

    En el año de 1925, se renovó, entre el Ayuntamiento de la villa y el primer propietario e impulsor de la "Casa de la Luz", Cándido Álvaro Benito, vecino de El Barco de Ávila, el contrato de suministro de fluido eléctrico para el alumbrado público de Tornavacas que ya estaba en vigor desde 1919, cuando se acordó entre ambas partes el primer contrato de suministro de fluido eléctrico para la población. En este contrato, que tenía una duración inicial de cinco años (hasta el 31 de diciembre de 1930), el adjudicatario se comprometía a suministrar "el fluido eléctrico necesario para cincuenta y siete lámparas de filamento metálico" que se instalarían en diversos espacios de la vía pública (Calle Real y Camino vecinal), así como en las "escuelas [de niños y de niñas], Ayuntamiento y dependencias del mismo". El Ayuntamiento se comprometía a pagar 1.600 pesetas anuales, a trimestre vencido, por este servicio. En principio, el suministro debía estar garantizado "en todo tiempo diez minutos después de la puesta de sol hasta quince minutos antes de su salida". En la práctica, como veremos en posteriores entradas, esto no siempre se cumplía. Este alumbrado de luz eléctrica sustituyó al que existía de faroles de aceite de petróleo, los cuales se ubicaban en diversos lugares estratégicos de la vía pública desde la década de 1850. Unos faroles que, en 1916, aún se utilizaban como alumbrado nocturno en algunas calles de la villa, como así se indica en el libro de actas del Ayuntamiento en sesión celebrada el 7 de mayo de 1916.

Contrato del alumbrado público para Tornavacas, que ya estaba en vigor desde 1919. Año de 1925

    De esta manera, al igual que sucedió en otras poblaciones de nuestro entorno también por esta misma época, con la construcción de importantes centrales como la de Solana de Ávila y otras más modestas en Jerte o Cabezuela, llegaba la luz eléctrica a nuestro pueblo, aunque, obviamente, sus características eran muy diferentes a la luz de la que disfrutamos hoy día. Y es que, el suministro inicial solamente daba para mantener unas horas encendidas dichas lámparas -y normalmente por la noche- y, en no pocas ocasiones, la potencia con la que llegaba la luz era insuficiente para cumplir con su función, sobre todo, en el verano -cuando el caudal de agua de la garganta mermaba considerablemente- y, más aún, cuando esta comenzó a ser utilizada, años después, en casas particulares por nuestros vecinos. Pero eso ya es otra historia que retomaremos en entradas posteriores.

NOTA: Esta entrada ha sido actualizada el 26 de diciembre de 2024 debido a la nueva documentación hallada en el Archivo Municipal de Tornavacas, donde se ha localizado el primer contrato de alumbrado público suscrito entre el Ayuntamiento de Tornavacas y el primer propietario e impulsor de la central hidroeléctrica, Cándido Álvaro Benito, que se encuentra recogido en el libro de actas de la Junta Municipal en la sesión celebrada el 25 de junio de 1919.

jueves, 30 de noviembre de 2023

PUBLICADO EL LIBRO "CARLISMO, MILICIA Y DIPLOMACIA: VIDA Y OBRA DE DON ANTONIO JESÚS DE SERRADILLA Y ALCÁZAR (1801-1873)"

El Centre d´Estudis d´Aviá (Barcelona), dentro de su colección dedicada a la Historia del carlismo (publicación número 13), ha publicado el libro titulado Carlismo, milicia y diplomacia: vida y obra de Don Antonio Jesús de Serradilla y Alcázar (1801-1873).

Portada del libro

El libro aborda la trayectoria vital de don Antonio Jesús Serradilla y Alcázar, militar extremeño nacido en Plasencia en 1801. De manera especial, se centra en la etapa relativa a la Primera Guerra carlista (1833-1840), cuando Serradilla se convirtió en uno de los hombres de confianza de don Carlos, siendo uno de sus agentes diplomáticos en el extranjero en países como Francia o Italia, y actuó como fiscal del proceso judicial iniciado tras el asesinato del Conde de España en tierras catalanas en 1839.

El precio del libro es de 10€ y próximamente, en este mismo espacio, se anunciarán los puntos de venta.

miércoles, 29 de marzo de 2023

HISTORIAS DE TORNAVACAS (VI): APELLIDOS TORNAVAQUEÑOS EN LA DÉCADA DE 1730. PRIMERA PARTE.

    En la década de 1730 la villa de Tornavacas experimentó un crecimiento a todos los niveles. Una buena economía basada en el castaño, el ganado (especialmente el cabrío, el ovino y el vacuno) y en la elaboración, tinte y comercialización de paños y telas, trajo a Tornavacas una época de prosperidad. En lo constructivo, la villa también creció, realizándose en esa década numerosas construcciones (basta con pasear en la actualidad por su Calle Real). Lo mismo sucedió con la población, que se incrementó a lo largo de esta década, teniendo Tornavacas por aquel entonces una población aproximada de 1.700 habitantes.

    En esta nueva entrega (que es la primera de una nueva serie), os traemos algunos de los apellidos existentes en Tornavacas en esa década, que proceden de las partidas de bautismo comprendidas entre los años de 1736 y 1738 y corresponden a familias tornavaqueñas o bien de otras que se instalaron en la villa durante estos años (nacimientos, padres y abuelos). ¿Localizas el tuyo?

Continuará...

viernes, 10 de febrero de 2023

PARTICIPACIÓN EN EL I CONGRESO IBEROAMERICANO DE HISTORIA LOCAL

El miércoles 15 de febrero de 2023 a las 18:00, en el marco del I Congreso Iberoamericano de Historia Local que se celebra en el Centro Universitario de Plasencia, se presentará el trabajo titulado "EL WOLFRAMIO: UN MINERAL QUE MARCÓ UNA ÉPOCA Y UNA MANERA DE SUBSISTIR EN EL VALLE DEL JERTE DURANTE EL TIEMPO DE LA POSGUERRA (1945-1955)", que se centra en una temática que ya hemos abordado en este blog

Portada del programa

Programa de la tarde del día 15 de febrero

domingo, 3 de abril de 2022

FOTOGRAFÍAS ANTIGUAS DE TORNAVACAS

Fotografías antiguas de Tornavacas (huecograbados) procedentes de una rarísima publicación sobre la arquitectura popular de los pueblos de la provincia de Cáceres.

Por el aspecto de las mismas, pueden datarse a finales de la década de 1940 o principios de la de 1950. En dicha publicación hay decenas de fotografías de nuestro pueblo y aquí van algunas de ellas.

Soportales de la Calle Real de Arriba

Calle Real de Arriba. Caño y detalle del enrrollado

Fuente de la Plaza del Ayuntamiento

Calle Real de Arriba. Detalle del caño, enrollado y gallinas por la calle

domingo, 27 de septiembre de 2020

HISTORIAS DE TORNAVACAS (II): LA EPIDEMIA DE LA "GRIPE ESPAÑOLA" (1918) EN NUESTRO PUEBLO

Medio año se ha cumplido ya desde que el coronavirus, la primera pandemia virulenta del siglo XXI, comenzó a azotar a nuestro país. A lo largo de estos meses, se han escrito ríos de tinta sobre las diferentes pandemias que han afectado a la humanidad a lo largo de la Historia. La peste negra, la tuberculosis o la mal llamada gripe "española", son algunas de las enfermedades epidémicas que, por su expansión territorial, por su extensión en el tiempo y por su letalidad, han sido objeto de atención.

En nuestra entrada de hoy, vamos a ocuparnos del impacto que tuvo la pandemia de gripe iniciada en 1918 y que se extendió hasta 1920, año en el que la enfermedad fue remitiendo y descendió, de manera considerable, la mortalidad asociada a la misma. Citábamos antes que a esta gripe se la conoce, de manera errónea, como la gripe "española", pues no tuvo su origen en España, sino que el primer caso que se detectó fue en Estados Unidos. El principal motivo de que así se la conozca, fue debido a que en los periódicos de España, país neutral en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se informaba de manera extensa sobre el estado y la evolución de la gripe, mientras que en otros muchos países apenas se hablaba de ella, bien por intentar ocultar su virulencia o bien porque la información suministrada estaba más bien centrada en los avatares de la Primera Guerra Mundial.

Realizada esta aclaración, hay que destacar el fuerte impacto que tuvo esta gripe pandémica a nivel mundial. Tras una rápida expansión, comenzó a producirse una fuerte mortalidad, hablándose de cifras totales de fallecidos que llegan a superar los 50 millones de personas. Si el lector desea conocer más datos generales de la pandemia, se recomienda leer este artículo divulgativo. 

En cuanto a la incidencia de dicha gripe en la provincia de Cáceres y, de manera especial, en nuestro pueblo, Tornavacas, debemos señalar que la situación a principios del otoño de 1918 ya comenzaba a preocupar. Si bien, hasta entonces, su impacto no había supuesto una preocupación seria para la salud pública, a finales de septiembre de dicho año de 1918 algunos de los periódicos provinciales ya comenzaban a hacer referencia a la situación que la gripe estaba provocando en numerosos municipios cacereños. Así, el 23 de septiembre, en el rotativo El noticiero. Diario de Cáceres, se informaba que la gripe, que tanta alarma y estragos estaba causando en España, había entrado con fuerza en la provincia. Según las noticias oficiales facilitadas por el Gobierno Civil, eran ya muchos los pueblos en donde se estaban registrando contagios y defunciones. 

De esta información oficial, sobresalen los siguientes casos:

  • En Hoyos había unas 70 personas con gripe, habiendo fallecido un vecino de este pueblo debido a una bronconeumonía.
  • En Guijo de Galisteo había 20 (una de ellas era el médico) y aún no se había producido ningún fallecimiento.
  • En Casas del Monte 40 contagiados, habiendo fallecido uno.
  • En Navalmoral de la Mata los afectados ascendían a 120 y se habían producido dos fallecimientos.
  • En Gargantilla 20 enfermos.
  • En Hervás 31 afectados, todos ellos sin gravedad.
  • En Peraleda de la Mata 30 enfermos, sin ninguna defunción.

En el parte oficial publicado en este mismo diario, también aparecía el caso de nuestro pueblo, Tornavacas, que vamos a destacar por su singularidad. Según se señalaba, la epidemia había entrado con fuerza en nuestra antigua villa y, a finales de septiembre de 1918, ya se encontraba contagiada "la tercera parte del vecindario". Si tenemos en cuenta que la población, en aquel año, era de unos 1.650 habitantes, de ese total, unos 550 paisanos se encontrarían ya afectados, de diversa consideración, por la enfermedad. Muy probablemente, la de contagiados, sea una cifra alejada de la realidad, exagerada, pero en vista de esta información -y de lo que más adelante comentaremos-, Tornavacas sí que se vio más afectada que otros municipios de nuestro entorno. Además de este dato, se decía que, en nuestro pueblo, la gripe estaba atacando "con más preferencia a las personas jóvenes" y que ya había fallecido una niña de siete años. 

Los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1918 fueron los más devastadores de esta gripe a nivel general. Y, en el caso de Tornavacas, así se pone de relieve en las defunciones que se produjeron según las investigaciones que actualmente estamos desarrollando en los libros de finados del Archivo parroquial (que se darán a conocer en una próxima entrada). No todos los contagiados fallecieron, ni mucho menos, pero sí se observa un pico de mortalidad derivado de la gripe.

Tras estos duros meses de 1918, con la llegada de 1919, si bien se siguieron produciendo contagios y defunciones asociadas a la gripe, la pandemia fue remitiendo y perdió esa fuerza con la que azotó a muchos rincones del mundo. Haciendo un paralelismo con la actualidad, esperemos que el 2021 sea un renovado 1919.

lunes, 21 de septiembre de 2020

HISTORIAS DE TORNAVACAS (I): EL OFERTORIO DE ÁNIMAS DE 1819.

Ya que este año se ha visto increíblemente interrumpida, por los motivos que todos conocemos, una tradición de siglos como es el tradicional ofertorio de Ánimas, traigo una noticia del celebrado en 1819, que procede de nuestro Archivo parroquial. 

En el atrio de la Iglesia, en tan señalado día de San Mateo (21 de septiembre), se celebró el ofertorio bajo la dirección de María Magdalena Sánchez, Capitana de la Cofradía de Ánimas y encargada de cobrar los platos y productos que salieron a subasta. Lo recaudado, iba destinado a sostener los gastos de dicha Cofradía.

En un acto sencillo a la vez que solemne en el que no debió de faltar el paseo de insignias de la Cofradía por el atrio (como así ha sido hasta no hace muchos años), los muy variados platos y productos del ofertorio fueron:

-Tres platos de garbanzos.

-Una docena de conejos.

-Un plato de jamón.

-Un queso.

-Nueve platos de buñuelos.

Relación del ofertorio de Ánimas de 1819. Archivo parroquial de Tornavacas

Cabe recordar el valor histórico y religioso de la Cofradía de Ánimas (cuyas primeras referencias, documentadas y sólidas, proceden del siglo XVIII) y, por supuesto, el que es quizá su legado más representativo: el toque de la esquila, el cual, gracias al empeño, constancia y sacrificio de un puñado de mujeres de Tornavacas, se sigue manteniendo en la actualidad.

domingo, 13 de octubre de 2013

La cárcel del siglo XIX vista por dos presos.

En la actualidad, encontrándonos en los albores del siglo XXI, en no pocos países existen cárceles en donde el hacinamiento, la suciedad y la dejadez por parte de la administración encargada de su gestión y cuidados es una realidad que, con sus más y sus menos, se nos da a conocer en los diferentes medios de comunicación.

Estos mismos problemas de insalubridad y dejadez por parte de la administración encargada de su mantenimiento eran expuestos por dos reos de la Cárcel Real de Villar del Rey (Badajoz) hace más de un siglo. José Durán del Manzano y Rosendo Hernández, los reos en cuestión, se dirigían a la Real Audiencia de Extremadura para solicitar mejoras en su habitáculo. 

 Encabezado de la carta. Papel timbrado con el sello de pobres.


Las malas condiciones de higiene y el calor del verano pacense también están presentes en la misiva dirigida por los reos en septiembre de 1833, aún reinando Fernando VII, la cual decía así:


Escelentisimo Señor.

Jose Duran del Manzano y Rosendo Hernández, presos en la Real Carcel de esta villa de Villar del Rey por resultas de la muerte de Manuel Rubio en la misma, ante V[uestra] E[xcelencia] y con el debido respeto decimos: que es tanta la dejadez que esta Justicia en parte del aseo de la prisión donde estamos, que a pesar de no haber en ella vispote, cubo ni común donde hacer nuestras necesidades se pasan los diez, doce y más días sin limpiarla por alguna dejadez. Estamos cubiertos de chinches y gusanos que cria la inmundicia y son tanto que no solo en la cama los tenemos, sino también en la comida los hallamos diferentes veces. Yo, José Durán, con los malos olores y demasiada laceria he encontrado unas fuertes calenturas y fastidio tan grande que no hay fuerzas humanas a tomar el menor alimento, y creo si V[uestra] E[xcelencia] no toma algun gobierno sobre el particular que llegare a perder la vida; mas sucede y es, que la rasura me la hacían dos veces en la semana y tampoco he logrado esa gracia porque hoy hace diez y ocho días que no me afeitan; mas aunque todo esto lo estamos pidiendo todos los días a la Justicia, no hay fuerzas humanas a conseguirlo, que nos responden que tienen otros que[h]aceres a que atender y no pueden atender a limpiarlo. No se persuada V[uestra] E[xcelencia] que porque hacemos nuestras necesidades en la pieza donde estamos sea de grande cabida, porque es una pieza de cuatro varas y cuartas de largo y tres varas no cabales de ancho, no tan solo estamos nosotros en el rincon, sino también todos los presos que por aquí pasan con cuya ocurrencia se aumenta mas la inmundicia. El suelo de referida pieza es de una pizarra viva en el que hay hoyos que se pueden enterrar hombres, el cual con muy poco lo podían picar y allanar y también calafetear las paredes y evitarnos las chinches.

A V[uestra] E[xcelencia] prendidamente suplicamos se digne compadecerse de esta infelicidad, que además de ser bastante nocivo para nosotros también lo es para todo el pueblo pues sale un olor por la ventana capaz de contagiar toda esta poblacion. Tambien tiene dicha pieza una ventana de cinco cuartas de alto y cuatro de ancho la que nos tienen sin puerta y cae al poniente por la que nos entra tanto calor que no podemos parar. Cuya gracia deseamos alcanzar de V[uestra] E[xcelencia].

Villar del Rey, 12 de septiembre de 1833.”
La Real Audiencia de Extremadura, teniendo por cierto lo que se expresaba en la carta aquí mostrada, instó a la Justicia de Villar del Rey a procurar el “aseo y limpieza de la  cárcel, dando a los reos las horas de ventilación que sean compatibles con su seguridad”.

Fuente del documento: Archivo Histórico Provincial de Cáceres, fondo de la Real Audiencia.