domingo, 17 de septiembre de 2023

HISTORIAS DE TORNAVACAS (IX): LAS FIESTAS DEL CRISTO DEL PERDÓN Y LA FERIA DE SAN MATEO (1926)

    Tornavacas celebra, un año más, sus fiestas más importantes y esperadas dentro del calendario anual: las del Cristo del Perdón, patrón de la localidad, y la feria de San Mateo.

    En anteriores entradas ya hemos echado la vista atrás para recordar cómo fueron dichas fiestas en el año de 1913 o de 1960, conociendo el programa de actos así como datos de interés sobre, entre otros aspectos, los establecimientos y negocios locales. En esta ocasión, vamos a realizar un nuevo viaje al pasado para retroceder hasta los días festivos del año de 1926.

    Pero antes de narrar cuáles fueron las celebraciones realizadas en aquel año, vamos a ofrecer una imagen general de cómo era la Tornavacas de la década de 1920, esto es, de hace un siglo. En primer lugar, hay que destacar que en la década previa, la de 1910, en Tornavacas se realizaron importantes obras que fueron, poco a poco, cambiando el aspecto de la antigua villa, la cual apenas había sufrido transformaciones importantes en su urbanismo desde el siglo XVIII. En este sentido, hay que citar varias realizaciones que modificaron sustancialmente el urbanismo tornavaqueño: se acabó de construir la carretera, en nuestro término municipal, que unía a Plasencia con Barco de Ávila (actual N-110), teniendo ya una vía de comunicación adaptada a los diferentes tipos de vehículos que comenzaban a hacer presencia en las carreteras españolas; también, se construyó el camino vecinal (actual Avd. de la Constitución) que se hizo para conectar la Plaza de la Iglesia con la mencionada carretera, lo que llevó consigo la reducción, a casi la mitad de su dimensión original, del atrio de la Iglesia; y, por último, destacar también que se construyó el nuevo cementerio de las Espozas debido al crecimiento que estaba experimentando el pueblo en la zona cercana a El Pilón, que es donde estaba situado el cementerio viejo.

Fotografía de 1928. Colección de José Luis Domínguez Sánchez. Iglesia, plaza y atrio, ya reducido, tras la obra de 1917.

    La década de 1920, cuando la antigua villa contaba con algo más de 1.500 habitantes y como ya recogimos en nuestro estudio "Tornavacas (1927-2017): 90 años de cambios y transformaciones", también trajo importantes novedades a Tornavacas. A mediados de la misma se instaló el Puesto de la Guardia Civil -algo frecuente en aquella época en lugares de límite provincial como es nuestro caso-. En 1926, año al que dedicamos esta entrada, el municipio pasó a formar parte del Partido Judicial de Plasencia (dejando de pertenecer a Jarandilla) y también se finalizó la construcción de la pequeña central hidroeléctrica situada en la Garganta de Becedas (lo que hoy conocemos como “Casa de la luz”), que comenzó a suministrar luz eléctrica a nuestro pueblo, aunque muy escasa e irregular en estos primeros años de funcionamiento. También de esta década proceden algunas de las fotografías más antiguas tomadas en nuestro pueblo y ya comenzaron a preocupar a las autoridades locales algunos accidentes de tráfico que ocurrieron en la recién construida carretera que unía a Plasencia y Barco de Ávila (de manera especial en el tramo del Puerto).

Fotografía (década de 1920) de la carretera Plasencia-Barco de Ávila tras su construcción, aún sin pavimentar   




Vista exterior de la "Casa de la Luz", un edificio cuya infraestructura ha proporcionado luz eléctrica a Tornavacas durante algo más de 40 años y que actualmente se encuentra en un preocupante estado de conservación.

    Realizada ya esta introducción general a la Tornavacas de hace 100 años -para mayor información de aquella época, remitimos de nuevo a nuestro estudio que se inicia en 1927- vamos a centrarnos ahora en las fiestas y ferias del año de 1926.

    Según la crónica publicada en el periódico Nuevo Día. Diario de la provincia de Cáceres (24/09/1926), tras realizarse la novena dedicada al Santísimo Cristo la semana previa y finalizando esta el día 13, el 14 de septiembre dieron comienzo los festejos en su honor. A primera hora, "la alegre y popular dulzaina" realizó un recorrido por toda la Calle Real para anunciar la llegada de las fiestas. A las 10, "celebróse solemne misa de diáconos, cantada por un coro de bellas y simpáticas señoritas", que fue oficiada y presidida por "el presbítero don Antonio Buenadicha Sánchez, el que por primera vez era oído en este pueblo, del que es natural". Una vez terminada la misa, "se cantó el ramo, que abarrotado de dulces y frutas, se procede a rifar entre los feligreses". Por la tarde y por la noche, se celebraron "animadísimos bailes". 

    El 15, "día de fiesta religiosa también, cantada magistralmente por las mismas jóvenes [que el día anterior], y animadísimos bailes de salón y de dulzaina". Estos mismos actos se repitieron el día 16.

    Ya el día 17 los festejos se trasladaron a la Plaza Nueva, que servía de lugar para los festejos taurinos. Remodelada en el año de 1864 (cuando se recrecieron los muros, adquiriendo su forma actual), allí se celebró "una novillada, viéndose abarrotada la plaza, no solo de tornavaqueños, sino de los pueblos de Jerte, Cabezuela, Casas del Puerto [de Tornavacas], y varios más". La novillada, refleja la crónica, "resulto bien, y solo hubo que lamentar un varetazo y una herida leve, al diestro encargado de pasaportar al bicho [novillo], que hubo que echar al corral". Finalizado el evento taurino, "por la noche, música, bailes, cohetes, etc., cuyos espectáculos se vieron animadísimos, dando fin a las fiestas el día 18 por la noche, reinando en todo la más completa cordialidad y armonía".

    Tras la celebración de las fiestas en honor al Santísimo Cristo, llegaron las ferias de San Mateo, destacando, como celebraciones características, la feria de ganado celebrada en la Plaza Nueva (o "corral del concejo", como era oficialmente conocida) y el ofertorio de ánimas llevado a cabo por la Cofradía del mismo nombre y al que ya en anteriores entradas nos hemos referido. Por el interés de la crónica que hace referencia a estos eventos, la reproducimos a continuación:

"El día 21 por la mañana, se comenzó a sentir el ajetreo natural de los días de feria, que coincidiendo con las fiestas de San Mateo, a cuyo santo reverencia y festeja la Cofradía de Ánimas, nos anunció con alegre pasacalle la castellana dulzaina.

El rodeo estuvo animado el primer día, lo mismo de ganado de todas clases que de concurrentes a compraventas y curiosos. El segundo día [22] también se vio extraordinaria concurrencia, a pesar de lo agreste del terreno y del calor asfixiante que tenemos, impropio del clima acostumbrado en este pueblo, lo que nos acarrea numerosas enfermedades, a causa de la sequía. Se hicieron numerosas transacciones, principalmente en el ganado cabrío y de cerda, notándose en este último, una considerable baja[da] de precios y ofertas a granel.

El día 23, también se vio bastante concurrido el real de feria, realizándose muchas transacciones.

Por las tardes de los días 21 y 22, tuvo lugar en la plaza de la Iglesia, el clásico ofertorio, en el que rivalizaban mozos y mozas en las pujas de los riquísimos buñuelos, que con los sabrosos pollos y el [vino] blanco peleón se preparaba para terminar las fiestas".

jueves, 14 de septiembre de 2023

HISTORIAS DE TORNAVACAS (VIII): LA CAPILLA E IMAGEN DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDÓN EN UN GRABADO DE 1731.

    La Iglesia de Tornavacas puede presumir de tener una Historia de siglos y de ser una de las más antiguas no solamente del valle, sino también de otros espacios del norte de Extremadura. El documento más antiguo que menciona a la Iglesia tornavaqueña es nada más y nada menos que una bula papal de Gregorio IX que data del año 1.235, pocas décadas después de fundarse el Obispado de Plasencia. Este documento hace referencia a un litigio planteado por este Obispado con el de Ávila, al cual pertenecía Tornavacas. Esta bula acabó resolviendo que Tornavacas debía pasar a la recién creada Diócesis placentina, desligándose así de la abulense.

    En el transcurso del tiempo desde este siglo XIII, la Iglesia ha sufrido diferentes reformas y ampliaciones hasta llegar al estado en la que todos, hoy, la conocemos. Su estructura actual (tanto interior como exterior), data de la gran última reforma impulsada en las últimas décadas del siglo XVII (1680-1690) -cuando Tornavacas crecía económicamente, en población e importancia- por el párroco Tomás Sánchez de la Torre, quien está enterrado en la Iglesia, a los pies del retablo de San Antonio.

    Pocas décadas después de llevarse a cabo la reforma estructural del templo, se construyó la capilla para acoger la imagen del Cristo del Perdón, lo que tuvo lugar en la década de 1720. La devoción que ya profesaban los tornavaqueños del siglo XVIII a su patrón, aprovechando una favorable coyuntura de prosperidad económica en la villa, les llevó a construir esta capilla expresamente destinada a la talla del Cristo, que con anterioridad solía estar ubicada en la zona del Altar Mayor. La capilla acabó de constuirse en el año de 1723, que es cuando se instaló la verja que la separa de la nave principal -dicha fecha está grabada en la verja, más concretamente en el cerrojo de su puerta-.

    Hoy, en esta nueva entrada, proporcionamos y analizamos una calcografía, que data de 1731, de la talla del Santísimo Cristo que no es inédita, pues ya apareció publicada en 2005 en el libro de Flores del Manzano (El patrimonio artístico-religioso de la villa de Tornavacas. Iglesia parroquial y ermitas), que le fue proporcionada por la familia Núñez Sánchez, y la misma también se ha conservado en contados domicilios particulares de algunos tornavaqueños. El original de esta calcografía, del que se reprodujeron estampas, se encuentra custodiado en la Calcografía Nacional, que depende directamente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Concretamente, esta calcografía pertenece a la colección de Antonio Correa, quien, en el pasado siglo y durante más de 50 años, llevó a cabo la hercúlea tarea de recopilar, en librerías y/o anticuarios, estampas, grabados y otros materiales similares.

Imagen de la calcografía

    Esta calcografía que se dedica al Santísimo Cristo del Perdón, es un grabado realizado por un autor apellidado Pérez y tiene unas dimensiones de 305 x 195 mm. Es una imagen idealizada (es decir, no representa al 100% cómo era realmente) tanto del Cristo como del retablo-baldaquino que lo acoge (y que debió ser construido a finales de la década de 1720) así como de los elementos que aparecen a su alrededor (querubines, telas...). En el texto que aparece al pie, podemos leer: "V[erdadero] r[etra]to del Santísimo Christo del Perdó[n] que se ve[nera] en la parroq[uia] de la v[illa] de Tornabacas, Obispado d[e] Plasencia. Costeola un deboto de su M.G. Año d[e] 1731. El Em[imentísimo] Cardenal D. Diego de Astorga concede cien días de yndulg[encias] a todas las pers[onas] por cada vez q[ue] rez[en] una ... [ilegible].

    La primera parte del texto hace referencia a la descripción del Cristo, mientras que la segunda es una fórmula religiosa bastante común utilizada durante el siglo XVIII -la de la indulgencia- para el perdón de los pecados de los fieles que realizaran algún tipo de rezo (Padrenuestro, Salve...) u oración delante de la estampa del Cristo.

    En posteriores publicaciones trataremos el posible origen de la talla del Cristo, más allá de la leyenda ya conocida por todos. Gran parte de las averiguaciones realizadas hasta ahora, nos llevan hasta el siglo XVI. Seguiremos informando.

viernes, 8 de septiembre de 2023

LA CEREZA EN EL VALLE DEL JERTE DURANTE LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX (1900-1939)

    El siglo XVIII (1700-1800) supuso un antes y un después en la evolución histórica del Valle del Jerte. Y es que, la comarca pasó de un crecimiento generalizado que se produjo durante la primera mitad del siglo, entre los años de 1700 y 1750 (en economía, población, construcciones...) a una fase de casi total quiebra económica que vino motivada, principalmente -aunque no solo-, por la epidemia de la tinta del castaño, que se llevó por delante, en pocos años, la que era una de las principales fuentes económicas para las familias del valle. Ello tuvo una especie de efecto dominó sobre los demás sectores económicos, pues también la cabaña ganadera cayó en picado al igual que otras actividades representativas como, por ejemplo, la industria textil (elaboración y tinte de paños) que existía en Tornavacas. La población, igualmente, descendió en prácticamente todos los núcleos de población. Así, en los últimos años del siglo XVIII, el Valle del Jerte se vio obligado a readaptarse a esta nueva realidad, pero no iba a ser fácil, ya que el siglo XIX (1800-1900) supuso una centuria dura para la comarca sufriendo la misma los efectos derivados, primero, de la Guerra de la Independencia (1808-1812) y, después, de la Primera Guerra carlista (1833-1840). A ello hay que sumar la inestabilidad política característica de este siglo y un estancamiento económico, lo que marcó su desarrollo durante prácticamente toda la primera mitad de este nuevo siglo. A partir de 1850, poco a poco, comenzó, con ligeros altibajos, un tímido crecimiento económico y de la población, tendencia que ya nos conduce a la etapa que será la protagonista en las siguientes líneas.

    Realizada esta introducción, en esta nueva entrada, nos vamos a detener en las primeras décadas del siglo XX (1900-1939), desde el inicio del mismo hasta la finalización de la Guerra Civil, y vamos a tratar concretamente el cultivo de la cereza durante este tiempo haciendo referencia a una serie de noticias y/o anuncios que en su día aparecieron publicados en diferentes periódicos. Este fruto, que es actualmente el protagonista estrella de la economía de la comarca, ya se lleva cultivando desde hace siglos, existiendo incluso referencias de la Edad Media que hablan de la calidad y la fama que ya tenían las cerezas del valle bañado por el río Jerte. Pero la generalización del cultivo del cerezo se comenzó a producir, progresivamente, durante estas décadas, en las cuales se fue convirtiendo, poco a poco, en un importante sustento económico para los habitantes de la comarca.

    Iniciando nuestro recorrido por estas décadas, a principios del siglo XX ya hallamos referencias de la creciente importancia que la cereza comenzaba a tener en la comarca. En este sentido, es interesante señalar un artículo de opinión escrito por José Buezas en 1904, desde Jerte, y publicado en el Diario de Ávila. Periódico político independiente y de intereses morales y materiales (03/09/1904), en el cual planteaba la idea de construir una línea de ferrocarril entre Plasencia y Ávila que pasara por Béjar y Barco de Ávila (en ese momento, se estaba construyendo, en el Valle, la carretera entre Plasencia y Barco de Ávila -actual Nacional 110-). En él señalaba que con esta línea ferroviaria se podría exportar parte de lo mucho de lo que en el Valle se producía. Afirmaba también que, solamente ofreciendo datos de Tornavacas, Jerte, Cabezuela y Navaconcejo, en estos pueblos se producían "200.000 cántaros de vino, 16.000 de aceite, 1.000 de aguardiente vínico, 120.000 arrobas de cerezas, sin contar otras tantas, o más, de otras frutas como ciruelas, peras, melocotones, uvas, etc., etc., 40.000 fanegas de castañas; de 30 a 40.000 traviesas de roble anuales, pimiento, carbones, cascas, etcétera". En vista de estos datos, la cantidad de cerezas que se recolectaría a principios del siglo pasado -solamente en los cuatro pueblos ya citados-, equivaldría a, aproximadamente, 1.380.000 kg.

    Algo más de dos décadas después, en febrero de 1931, en una noticia que se centraba en describir el entorno natural de Valdastillas, publicada en el periódico Nuevo Día. Diario de la provincia de Cáceres (14/02/1931), se decía lo siguiente del Valle:

"La cereza es una fruta que produce, en años normales, muchos miles de duros al vecindario; todos los pueblos del Valle cultivan este árbol, el roble, los castaños, y las viñas y el olivo, algo de plantas forrajeras [...] y hortalizas, y algo, muy poco, de siembra".

    Avanzando en nuestro recorrido, ya en la Segunda República (1931-1936), hay que destacar que la producción de cereza iba incrementándose y que ya aparecieron las primeras cooperativas, siendo la de Navaconcejo la pionera. Por su interés, reproducimos una crónica correspondiente al verano de 1931 escrita desde Tornavacas. Publicada el 16 de julio en el periódico El Adelanto. Diario de Salamanca, decía así:  

 "Estamos en plena recolección de la abundante cereza, que este año rebasa los mejores cálculos; es tan activa la vida durante esta época, que a las tres de la madrugada está invadido el campo de trabajadores de ambos sexos; las jóvenes son las encargadas de la preparación de las banastas, cuyo rojo fruto arrojan los mozos encaramados en los árboles, entre frases ardientes y galantes, saliendo por esta fecha no pocos amoríos; y ya lo dice la copla: "Recogiendo aceitunas", etc., regresando al pueblo en franca camaradería viejos y jóvenes, oyéndose por todas partes las notas de la jota extremeña, inflamadas de pasión y tragedia.

Se calcula salen diariamente del Valle para la plaza de Madrid, más de treinta camiones cargados de este fruto; esto y castañera, remedia en parte la situación precaria de los trabajadores de esta tierra".

    Por otra parte, también se trabajaba en la eliminación y/o control de plagas que afectaban a los cerezos, algo que ya era, junto a las incertidumbres que acarreaban las inclemencias meteorológicas derivadas de las heladas y lluvias, una preocupación entre los agricultores en los meses anteriores a la recolección del fruto. De manera especial, así se indicaba en el diario El Día. Periódico de la mañana (08/01/1936), se estaba combatiendo a la conocida como "oruga de piñón", y sobre todo, a la "mosca de la cereza", la cual estaba perjudicando no solamente su recolección sino también su posterior comercialización. En este artículo, se señalaba que esta plaga había provocado que Inglaterra dejara de importar cerezas por el mal estado (de podredumbre) en la que se encontraban las mismas cuando llegaban al país. Para paliar estos efectos negativos sobre la cereza y sobre su comercialización, los ingenieros agrónomos de la Estación Central de Patología Vegetal de la Moncloa, organismo del Gobierno que se ocupaba de estas cuestiones, comenzaron a actuar en el Valle del Jerte, una de las zonas productoras más afectadas de toda España. Para ello, pusieron en marcha "un medio de lucha eficaz mediante cazamoscas de de vidrio con sustancias atractivas, en los cuales perecen las moscas antes de poner en las cerezas los huevecillos de los que nacen los gusanos productores del daño".

    Por último, en lo que respecta a la Guerra Civil (1936-1939), hemos de señalar que este conflicto que causó un enorme desgarro en España, también afectó a la cereza, principalmente en la época de su recolección, pues el circuito comercial quedó muy reducido durante estos años debido a la situación de guerra, que también afectó a la disponibilidad de mano de obra (llamamiento de hombres al Ejército, inestabilidad y persecuciones políticas...). A ello hay que sumar que en estos años seguían preocupando algunas plagas que afectaban a los árboles, de las cuales hablaremos a continuación. De esta trágica etapa de la Historia de España, son varias las referencias relacionadas con la cereza que, por su interés, aquí señalamos. En primer lugar, en 1938, cuando la Guerra Civil desangraba gran parte de España en todos los sentidos (hundimiento de la economía, pérdida de vidas humanas...), las plagas que afectaban al cerezo seguían preocupando, hasta tal punto que los servicios agronómicos del Gobierno debieron auxiliar y orientar a los agricultores sobre cómo tratarlas. Así se señalaba en el periódico Extremadura. Diario católico (El Periódico Extremadura actual) en su número del 01/11/1938. En un artículo firmado por el ingeniero agrónomo Clemente Sánchez Torres, se decía:

"Es sobradamente conocida la importancia económica que en la región de la Vera tienen, entre otros cultivos, los frutales, particularmente en el Valle del Jerte, el cerezo, que no sólo surte el mercado nacional, sino que es base de exportación. En esta región se venía desarrollando con ritmo alarmante la "oruga del cerezo u oruga del piñón". Este valle del Jerte comprende los tres términos de mayor producción de cerezas, que son los de Cabezuela, Navaconcejo y Jerte, y sobre ellos organizamos dos campañas, la de invierno y primavera, con extensión suficiente para que los agricultores observaran directamente los resultados y economía de los tratamientos. Como la campaña de invierno era totalmente desconocida, la realizamos en mayor extensión que la de la primavera, obteniendo, tanto en una como en otra, excelentes resultados en cuanto a su eficacia y en cuanto a la enseñanza. 

En la campaña de invierno se trataron 56.525 árboles. La Sección Agronómica aportó gratuitamente la dirección, productos, aparatos y los jornales de los capataces de cada brigada, siendo de cuenta de los propietarios los obreros y caballerías para transportes. El coste de la campaña por árbol fue de 0'152 pesetas, de cuya cantidad correspondió satisfacer al propietario 0´087 pesetas.

Igualmente se realizó en el mismo valle otra campaña contra la "mosca de la cereza", cuyo ataque impide la exportación de esta fruta, con un total de 36.400 árboles tratados, con un coste de 0´127 pesetas por árbol".

    En segundo lugar, y ya para finalizar este acercamiento a la cereza durante las primeras décadas del siglo XX, a principios de mayo de 1939, tan solo un mes después de finalizar la guerra, y estando a punto de iniciarse la campaña de recolección, encontramos una curiosa referencia a las variedades de cereza existentes en el Valle y a sus respectivos precios en origen según sus categorías. Por su interés, aquí la reproducimos:

Clase Temprana menuda. Primera: 0,95 pesetas; segunda: 0,90; tercera: 0,90. 

Clase Temprana gorda. Primera: 1,40 pesetas; segunda: 1,30; tercera: 1,15.

Clase Pretera. Primera: 0,95 pesetas; segunda: 0,85; tercera: 0,80.

Clase Mollar. Primera: 1,20 pesetas; segunda: 1,10; tercera: 1.

Clase Jarandillana. Primera: 1,20 pesetas; segunda: 1,10; tercera: 1.

Clase Ambruneses. Primera: 0,95 pesetas; segunda: 0,85; tercera: 0,80.

Clase Garrafal. Primera: 0,70 pesetas; segunda: 0,55; tercera: 0,55.

Clase Picota Negra. Primera: 0,95 pesetas; segunda: 0,75; tercera: 0,75.

Clase Picota Colorada. Primera: 0,90 pesetas; segunda: 0,80; tercera: 0,70.

    El anuncio que establecía los precios, firmado por el Gobernador Civil de la provincia de Cáceres, también indicaba que:

"Los precios señalados son iniciales sobre punto de origen o almacén. Para los pueblos de Rebollar, Valdastillas, Piornal, Cabrero y Casas del Castañar, se considera como punto de origen el lugar denominado Parador de Ojalvo, en la carretera de Plasencia a Barco de Ávila. Los demás pueblos productores, Navaconcejo, Cabezuela del Valle, Tornavacas, etc., cada uno se estima como punto de origen para la venta de toda la cereza producida en su término municipal respectivo".

    Casi 90 años después de esta referencia a las variedades y precios de este fruto, ya en pleno siglo XXI, la cereza es el indiscutible motor económico de la comarca. Lo que vino después de finalizar la Guerra Civil en cuanto al cultivo de este árbol que actualmente puebla las laderas de nuestro Valle...es ya otra historia que pronto abordaremos en una nueva entrada.

Encabezado del artículo aparecido en el periódico Extremadura. Diario católico (01/11/1938) en el que se habla de las plagas de la mosca del cerezo y la oruga del piñón que afectaban a los árboles del Valle.

 

Fotografía publicada en el periódico Pueblo. Diario del trabajo nacional, 24/11/1941. En ella, tomada en el término de Navaconcejo, aparece un hombre subido al tronco y dos, de pie, en el suelo, posando sobre el cerezo.

 

Cerezo de la variedad "Pico Colorado". Mediados de la década de 1960. Fotografía extraída del libro El cerezo en el Valle del Jerte, de Tomás Alonso Gavilán, publicado en 1967.





Cerezo de la variedad "Pico Negro". Mediados de la década de 1960. Fotografía extraída del libro El cerezo en el Valle del Jerte, de Tomás Alonso Gavilán, publicado en 1967.