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domingo, 20 de julio de 2025

HISTORIAS DE TORNAVACAS (XXIII): SUCEDIÓ UN 20 DE JULIO... PERO DE 1936

    Tal y como ya quedamos recogido en una de nuestras anteriores entradas dedicada al antiguo puente que existía para cruzar, de un lado a otro, la Garganta Becedas, el 20 de julio de 1936, tan solo dos días después de iniciarse la Guerra Civil a consecuencia de un golpe militar fallido, este puente fue objeto de una acción de sabotaje por parte de militantes de izquierda y de varios vecinos de Tornavacas. La finalidad de dicha acción era impedir el paso de las tropas "nacionales" o franquistas que se dirigían desde Plasencia hacia Ávila para controlar las poblaciones de la zona a su paso. Este puente, por aquel entonces, se encontraba en muy malas condiciones después de haberse visto muy afectado por el temporal de lluvias que tuvo lugar en diciembre de 1935.

Restos del puente antiguo sobre la Garganta Becedas que fue objeto de sabotaje el 20 de julio de 1936

    Inicialmente, el plan era volarlo por completo para evitar el tránsito de las tropas, falangistas y demás fuerzas adictas al bando franquista, pero finalmente lo que se hizo fue arrojar a la garganta algunos de sus elementos (barandillas, piedras, tablas de madera y otros de su superficie...) que impidieron, aunque tan solo por unas horas, el paso de vehículos y carruajes movidos por animales. 

    Los tornavaqueños que inutilizaron el puente, así como los que les ayudaron, fueron arrestados, enviados presos a Plasencia y algunos de ellos no salieron de la cárcel con vida, pues tras ser sometidos a un estricto proceso judicial por la vía militar -Consejo de Guerra-, los paisanos Ramón Martínez Bermejo, secretario de Radio Comunista, Julio Crespo Cuesta, presidente de Radio Comunista y Zenón Pelaz Cuesta, presidente de la Casa del Pueblo y concejal del ayuntamiento tornavaqueño, fueron fusilados en Plasencia en diciembre de ese mismo año.
    Otros tres tornavaqueños, también encausados en este proceso por "auxilio a la rebelión", fueron condenados a prisión (inicialmente, a 12 años y 1 día), cumpliendo parte de la pena impuesta tanto en la cárcel de Plasencia como en el presidio de Cuéllar (Segovia), lugar en el que permanecieron varios años hasta que fueron puestos en libertad, tal y como se muestra en esta ficha personal de uno de los procesados por este hecho ocurrido en Tornavacas en aquel 20 de julio de 1936.
 
Ficha de uno de los encausados que permaneció preso en el penal de Cuéllar (Segovia). Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares, Madrid) 

Continuará...

miércoles, 1 de mayo de 2024

NUEVA PUBLICACIÓN: BOINAS ROJAS: LA VOZ DEL CARLISMO EXTREMEÑO DURANTE LA GUERRA CIVIL

    En Aportes. Revista de Historia Contemporánea, publicación científica de reconocido prestigio en el ámbito de la investigación y divulgación de temas relacionados con la Historia Contemporánea española, en su primer número del año 2024 (Vol. 39, Núm. 114), se ha publicado nuestro trabajo: "Boinas Rojas: la voz del carlismo extremeño durante la Guerra Civil". El artículo se encuentra disponible para su lectura en este enlace y el número en el que ha sido publicado, en formato papel, se encuentra a la venta.

Resumen del artículo

    El presente trabajo analiza de manera integral, tanto en sus aspectos formales como en su contenido, el que fue el órgano de comunicación oficial del carlismo extremeño durante la Guerra Civil: el periódico Boinas Rojas. Semanario tradicionalista de Extremadura. Pese a su corta vida –pues fue publicado durante los primeros meses de 1937–, el estudio de este rotativo editado en Badajoz, proporciona una información muy interesante, a la par que desconocida hoy día, acerca de este movimiento político-social en la región. La actividad política y propagandística del carlismo extremeño, la participación del Requeté de Extremadura, especialmente el de la provincia de Badajoz, en la contienda civil, el papel de las otras organizaciones carlistas (Margaritas y Pelayos) del mismo espacio geográfico, así como referencias a las principales personas que escribieron en el semanario y a la realidad socio-económica de la capital pacense del momento, son aspectos que son abordados en este estudio.

sábado, 6 de abril de 2024

HISTORIAS DE TORNAVACAS (XII): EL PUENTE ANTIGUO DE LA GARGANTA BECEDAS

    Hay construcciones o monumentos que, desgraciadamente, bien por el desuso o por el inevitable paso del tiempo, están casi en el olvido. Una de ellas es el antiguo puente que servía para cruzar, de un lado a otro, la Garganta Becedas, situado muy cerca de lo que actualmente es el límite entre los términos municipales de Tornavacas y Jerte.

    Se trata de una obra de ingeniería verdaderamente interesante. En su construcción se utilizaron como machones (o estribos) dos rocas de grandes dimensiones existentes en el cauce de dicha garganta. Su base fue reforzada cuando, allá por los primeros años de 1900, se construyó el tramo correspondiente de la carretera de Plasencia a El Barco de Ávila (actual N-110), pues así lo indican los grandes bloques rectangulares de granito visibles en la parte más baja de uno de los machones, cercana al cauce de la garganta, y que también se utilizaron en otras construcciones realizadas a principios del siglo XX asociadas a dicha carretera (muros del Puerto de Tornavacas, del puente de Cabezuela del Valle...)

Los machones del puente se apoyaron sobre las dos grandes rocas visibles, a derecha e izquierda, en la fotografía. En el medio, en el cauce de la garganta, uno de los machones ya desprendido

    Como suceso relacionado con dicho puente y que está aún bastante presente en el imaginario colectivo de los tornavaqueños, el 20 de julio de 1936, tan solo dos días después de iniciarse la Guerra Civil, este puente fue objeto de una acción de sabotaje por parte de militantes de izquierda de Tornavacas con la finalidad de impedir el paso de las tropas "nacionales" o franquistas que se dirigían desde Plasencia hacia Ávila para controlar las poblaciones de la zona a su paso. Inicialmente, el plan era volarlo por completo para evitar el tránsito de estas, pero finalmente lo que se hizo fue arrojar a la garganta algunos de sus elementos (barandillas, piedras, tablas de madera y otros de su superficie...) que impidieron, aunque por tan solo unas horas, el paso de vehículos y carruajes movidos por animales. Los tornavaqueños que inutilizaron el puente fueron arrestados, enviados presos a Plasencia y algunos de ellos no salieron de la cárcel con vida, algo de lo que nos ocuparemos, con toda la documentación que ya tenemos en nuestro haber, en entradas siguientes.

 En ambas fotografías se observa uno de los machones (el que está en dirección viniendo desde Jerte hacia Tornavacas), que aún sigue en pie sobre la roca, y el arranque del puente

    Algunos años después, este antiguo puente quedó inutilizado, al construirse uno nuevo, con algo más de anchura, que es por donde ha pasado el tráfico de la actual N-110 hasta la construcción de otro más nuevo hace poco más de una década.

    Transcurrido ya cerca de un siglo de aquel suceso ocurrido en la Guerra Civil, uno de los machones, desde hace años, se encuentra desprendido de una de las rocas, a causa de las frecuentes crecidas de la garganta, y caído en medio del cauce de la misma. Y, a lo que queda de aquel viejo puente que sirvió de tránsito a viajantes, a carruajes y a los primeros (pocos) automóviles que circularon por aquella carretera, solamente le acompaña el arrullar incesante de las aguas de la garganta y lo recuerda el nombre del paraje que se sitúa a sus alrededores.

Referencia al paraje del Puente Becedas durante los tiempos de la II República (1933). Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres, 25/03/1933

jueves, 28 de marzo de 2024

HISTORIAS DE TORNAVACAS (XI): EL ACCIDENTE DEL AVIÓN ALEMÁN EN EL CALVITERO EN 1937 (I)

    La Guerra Civil de 1936 a 1939, un conflicto que tuvo para España unas consecuencias devastadoras (elevado número de pérdidas de vidas humanas, destrucción material...), no pasó desapercibida en el Valle del Jerte

    En nuestra comarca no se produjeron acciones de guerra considerables, al quedar la práctica totalidad de la misma, en los primeros compases del conflicto, bajo el control de las fuerzas del bando sublevado el 18 de julio de 1936 y encabezadas por Franco. Ello fue debido a la acción de los falangistas locales y de las fuerzas armadas que se posicionaron del lado de Franco (parte de la Guardia Civil y del Ejército), que en pocos días auparon a las instituciones locales a personas afectas al nuevo Estado que pretendían implantar.

    Pero sí es necesario destacar que la guerra sí se dejó sentir en otros aspectos. Por ejemplo, en el ir y venir de convoyes militares por la entonces carretera de Plasencia a El Barco de Ávila, en el sabotaje de algunas infraestructuras de la comarca por parte de personas que militaban en diferentes partidos o sindicatos de izquierdas (como el caso del puente de la Garganta de Becedas), en los ciertos conatos de resistencia que se dieron en diversas localidades o, siendo esta la más trágica, en los paisanos que perdieron su vida combatiendo en el frente (en ambos bandos) y en la violencia practicada (asesinatos o encarcelamientos) por las fuerzas sublevadas en julio del 36 sobre personas de izquierda de nuestra comarca, algo de lo que aún queda mucho por conocer, pero que ha sido un tema estudiado muy recientemente por el ya fallecido profesor Fernando Flores del Manzano, cabezueleño al que mucho debemos en el conocimiento de la Historia de nuestra comarca. En su trabajo "Episodios represivos en el Valle del Jerte durante la Guerra Civil (1936-1939)" (páginas 381-406), que ha sido publicado a finales de 2023 y cuya lectura recomendamos, se tratan estos pormenores.

    Realizada esta contextualización inicial, el hecho que protagoniza esta entrada está directamente relacionado con la Guerra Civil y con ese ir y venir de fuerzas militares que en ella participaron desempeñando diferentes funciones. El bando encabezado por el general Franco, que se levantó en armas el 18 de julio de 1936, no estuvo solo en la guerra que inició contra el Gobierno de la República. Y es que, pasadas ya varias décadas de la finalización del conflicto, diversas investigaciones han demostrado, con datos objetivos e irrefutables, que el bando de Franco contó con el apoyo económico, militar y logístico de la Alemania de Adolf Hitler y de la Italia de Benito Mussolini (al igual que la República contó con el apoyo de la U.R.S.S. de Stalin). Fue, por tanto, una guerra civil ocurrida en España pero que tuvo amplias implicaciones y repercusiones internacionales.

    Por parte de la Alemania nazi, entre otros recursos, el régimen de Hitler envió a España, para auxiliar al bando de Franco, cientos de aviones militares. La famosa Legión Cóndor, que protagonizó bombardeos como el de Guernica (abril de 1937), tuvo importancia, a nivel militar, por las operaciones realizadas. De esos aviones alemanes llegados hasta España que surcaron nuestros cielos, ciudades, pueblos y campos, muchos cumplieron con la misión que tenían encomendada, pero decenas de ellos tuvieron siniestros y sus tripulantes perdieron la vida.

    Y así sucedió en el acontecimiento al que dedicamos esta entrada. Por informaciones ya publicadas por Esther Sánchez Calle, Cronista Oficial de Plasencia, en el boletín digital Trazos, y por el investigador hervasense Pedro Emilio López Calvelo, sabemos que un avión alemán, Junker, cuando realizaba un servicio de transporte de correo, se estrelló en las inmediaciones del Calvitero, el punto más alto de Extremadura, el 16 de enero de 1937

Modelo de Junker protagonista del siniestro


     Días después de ocurrir el suceso y ya teniendo constancia de ello las autoridades, desde el Puesto de la Guardia Civil de Jerte, con fecha 29 de enero, se circulaba un oficio, firmado por el Capitán Higinio Gómez Franco, en el que se prohibía terminantemente subir a la zona del Calvitero a ninguna persona, desde ningún pueblo, "que no sea [de] la Comisión encargada de este servicio en el pueblo de Jerte", que era la única autorizada para iniciar, desde aquel pueblo, las labores de búsqueda. Además, puntualizaba que se estaban esperando órdenes del "alto mando" para recuperar los restos del avión siniestrado así como a sus tripulantes. 

Circular emitida desde Jerte. 29 de enero de 1937. Archivo Municipal de Tornavacas

    Esta prohibición de subir a la zona del siniestro se siguió circulando, en repetidas ocasiones, durante los meses posteriores al siniestro, pues con fecha 16 de febrero, también desde Jerte, el mismo Capitán de la Guardia Civil, Higinio Gómez Franco, informaba al Ayuntamiento de Tornavacas que se había recibido una orden de "que ninguna persona suba a la Sierra y Pico denominado "CALVITERO", sitio "REGAJO DE LAS VACAS", donde se hallan los restos de un Aparato trimotor Junkers del desgraciado accidente de aviación ocurrido el día 17 del próximo pasado mes de enero", tal y como observamos en el documento que aparece debajo de estas líneas y que hemos localizado en el Archivo Municipal de Tornavacas. Además, se ordenaba hacer pública, mediante bando, esta orden "para que por nadie pueda alegarse ignorancia de lo dispuesto, ya que los restos del Aparato están bajo la custodia y protección de la Falange Local de Jerte desde que ocurrió referido accidente".

Circular emitida desde Jerte. 16 de febrero de 1937. Archivo Municipal de Tornavacas

    Un documento muy similar al anterior en cuanto a su contenido, emitido desde la Jefatura Local de Falange de Jerte, también ha sido hallado por el investigador López Calvelo, ya fechado el 8 junio de 1937, en sus búsquedas en el Archivo Municipal de Hervás. Este documento también se halla en el Archivo Municipal de Tornavacas y viene a ser muy similar, en su contenido, a la orden emitida desde Jerte en febrero de 1937. En esta nueva circular, firmada por el Jefe Local interino de Falange de Jerte, Rodrigo Cepeda, en el que se señala que la fecha del accidente fue el día 16 de enero, se reiteraba la absoluta prohibición de acceder a los sitios mencionados en la circular anterior. A tal fin, instaba a las autoridades a "tomar las medidas y dar las órdenes oportunas para que ninguna persona y bajo ningún pretexto se permita ir a los lugares indicados sin la autorización de esta Organización local". Y la advertencia que lanzaba a quien incumpliera y/o desoyera esta orden era contundente, señalando que los "contraventores de estas órdenes serán detenidos y puestos a disposición de la Autoridad Militar". Así pues, el mensaje que se enviaba a la población era muy claro: nadie, sin contar con el permiso expreso de la Falange Local de Jerte o del Alto mando militar, se debía aventurar a ir a la zona en donde había ocurrido el siniestro.

Circular emitida desde la Falange Local de Jerte. 8 de junio de 1937. Archivo Municipal de Tornavacas

    Siguiendo con la reconstrucción de lo sucedido en los meses posteriores, Pedro Emilio López Calvelo proporciona un documento muy interesante, en el que se informaba que el 6 de agosto de 1937, un guía de veraneantes de Hervás que subió a la sierra acompañando a unos excursionistas, declaraba que:

"al llegar al sitio denominado El Torreón el exponente encontró a una distancia de doscientos metros del lugar precitado los restos de un aparato de aviación cogiendo el que suscribe un tubo de hierro gravado con la marca Junker y la cifra 11, 1 kilogramos  y número 1.677 y fecha 11-1-36 que entrega en este acto manifestando igualmente había cables y demás restos esparcidos por el suelo"

    Meses después del suceso, por tanto, se encontraban los primeros restos del avión siniestrado, que se enviaron inmediatamente al Gobierno Militar de Cáceres, pues esta institución así lo había solicitado. En cuanto a sus tripulantes, que eran seis y cuyos nombres conocemos también gracias a las indagaciones de López Calvelo, debieron morir en el lugar, no ya debido al impacto sino de frío, pues las condiciones meteorológicas de ese invierno fueron muy rigurosas, encontrándose el lugar completo de nieve y con temperaturas bajo 0º. En enero de 1937, guiándonos por los testimonios orales de algunos paisanos tornavaqueños ya recogidos hace tiempo que nos relataron las condiciones meteorológicas que recordaban de aquellos días (o que habían escuchado contar a sus mayores), se dieron varias jornadas de densas nieblas que impedían tener una visibilidad adecuada, siendo este, muy seguramente, el principal motivo que desencadenó el accidente del avión. Estos mismos testimonios orales también recordaban haber escuchado que los cuerpos de los alemanes fueron hallados, ya sin vida ("muertos de frío" o "congelados"), en el lugar del siniestro.

    En Tornavacas y Jerte este hecho ha sido siempre muy recordado y aún perdura en la memoria y recuerdos de no pocos paisanos, pues varios vecinos de ambos pueblos hicieron batidas por la sierra para ayudar a ubicar el lugar exacto del siniestro y para localizar los restos del avión. Por los testimonios orales, sabemos que en Jerte fueron custodiados también varios fragmentos del avión que fueron bajados, hasta allí, desde la sierra. Allí fueron trasladados también los cuerpos, ya sin vida, de los alemanes. Pasado ya un tiempo del suceso, paisanos de Jerte y Tornavacas siguieron subiendo a la zona del accidente y encontrando chapas, pequeños restos y otros efectos del avión y de sus tripulantes, conservándose algunos, hasta tiempos muy recientes, en domicilios particulares. Testimonios de paisanos que tenían ganado por la zona (cabras, vacas...) o que habitualmente la frecuentaban, también recuerdan haber visto algunos pequeños restos del aparato hasta tiempos bastantes recientes (década de 1960 y 1970).

Alrededores del Calvitero/El Torreón. Agosto de 2023.

    Por la investigación de López Calvelo, en donde cita un libro sobre la Historia de Béjar, sabemos que, al menos, otros dos aviones alemanes se estrellaron en otros lugares de la Sierra de Gredos también durante la Guerra Civil, aunque en los términos de localidades ya salmantinas, próximas a Tornavacas: La Hoya y Cantalgallo. En esta publicación que aborda la historia bejarana, es donde se cita el modelo de avión Junker (JU-52) que se estrelló en el Calvitero  y cuya imagen puede observarse en la parte superior de los párrafos anteriores.

    Pero esta historia no acaba aquí, sino que 20 años después del accidente, en agosto de 1957, ya en un tiempo lejano a la guerra pero en el que el suceso aún seguía muy presente en la memoria colectiva, se celebró un acto-homenaje, en memoria de los aviadores que perdieron allí la vida, en el mismo lugar en el que sucedió el siniestro: el Calvitero. Pero esa ya es otra historia, directamente relacionada con la Historia más reciente de Tornavacas, de la que nos ocuparemos en posteriores entradas.

Nota: agradecemos los testimonios orales aportados por Luis Pérez Cepeda, Luis Buezas Rodríguez (vecinos de Jerte) y Felipa Cruz Jiménez (Q.E.P.D.), Marco A. Benito y Carmen García (de Tornavacas), muy valiosos para conocer con mayor detalle este suceso.



domingo, 3 de marzo de 2024

CONFERENCIA "EL CARLISMO EN BADAJOZ Y SU PROVINCIA DURANTE LA GUERRA CIVIL A TRAVÉS DEL SEMANARIO BOINAS ROJAS"

    El jueves 7 de marzo, a las 19:00, en la sede de la Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País de Badajoz (C/ San Juan, 6), tendrá lugar la conferencia titulada "El carlismo en Badajoz y su provincia durante la Guerra Civil a través del semanario Boinas Rojas".

 

Cartel anunciador de la conferencia
 

    Dicha conferencia se centrará en el análisis de la publicación periódica Boinas Rojas. Semanario tradicionalista de Extremadura, editada durante los primeros meses de 1937, y en las informaciones que contiene relativas al carlismo en Badajoz y provincia.

    La conferencia, que puede seguirse online (en directo y en diferido) en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/live/0aNr8_Mn_kY?feature=share, será presentada por Miguel Ángel Naranjo Sanguino, Director de la Sección de Historia de la RSEEAP.

viernes, 8 de septiembre de 2023

LA CEREZA EN EL VALLE DEL JERTE DURANTE LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX (1900-1939)

    El siglo XVIII (1700-1800) supuso un antes y un después en la evolución histórica del Valle del Jerte. Y es que, la comarca pasó de un crecimiento generalizado que se produjo durante la primera mitad del siglo, entre los años de 1700 y 1750 (en economía, población, construcciones...) a una fase de casi total quiebra económica que vino motivada, principalmente -aunque no solo-, por la epidemia de la tinta del castaño, que se llevó por delante, en pocos años, la que era una de las principales fuentes económicas para las familias del valle. Ello tuvo una especie de efecto dominó sobre los demás sectores económicos, pues también la cabaña ganadera cayó en picado al igual que otras actividades representativas como, por ejemplo, la industria textil (elaboración y tinte de paños) que existía en Tornavacas. La población, igualmente, descendió en prácticamente todos los núcleos de población. Así, en los últimos años del siglo XVIII, el Valle del Jerte se vio obligado a readaptarse a esta nueva realidad, pero no iba a ser fácil, ya que el siglo XIX (1800-1900) supuso una centuria dura para la comarca sufriendo la misma los efectos derivados, primero, de la Guerra de la Independencia (1808-1812) y, después, de la Primera Guerra carlista (1833-1840). A ello hay que sumar la inestabilidad política característica de este siglo y un estancamiento económico, lo que marcó su desarrollo durante prácticamente toda la primera mitad de este nuevo siglo. A partir de 1850, poco a poco, comenzó, con ligeros altibajos, un tímido crecimiento económico y de la población, tendencia que ya nos conduce a la etapa que será la protagonista en las siguientes líneas.

    Realizada esta introducción, en esta nueva entrada, nos vamos a detener en las primeras décadas del siglo XX (1900-1939), desde el inicio del mismo hasta la finalización de la Guerra Civil, y vamos a tratar concretamente el cultivo de la cereza durante este tiempo haciendo referencia a una serie de noticias y/o anuncios que en su día aparecieron publicados en diferentes periódicos. Este fruto, que es actualmente el protagonista estrella de la economía de la comarca, ya se lleva cultivando desde hace siglos, existiendo incluso referencias de la Edad Media que hablan de la calidad y la fama que ya tenían las cerezas del valle bañado por el río Jerte. Pero la generalización del cultivo del cerezo se comenzó a producir, progresivamente, durante estas décadas, en las cuales se fue convirtiendo, poco a poco, en un importante sustento económico para los habitantes de la comarca.

    Iniciando nuestro recorrido por estas décadas, a principios del siglo XX ya hallamos referencias de la creciente importancia que la cereza comenzaba a tener en la comarca. En este sentido, es interesante señalar un artículo de opinión escrito por José Buezas en 1904, desde Jerte, y publicado en el Diario de Ávila. Periódico político independiente y de intereses morales y materiales (03/09/1904), en el cual planteaba la idea de construir una línea de ferrocarril entre Plasencia y Ávila que pasara por Béjar y Barco de Ávila (en ese momento, se estaba construyendo, en el Valle, la carretera entre Plasencia y Barco de Ávila -actual Nacional 110-). En él señalaba que con esta línea ferroviaria se podría exportar parte de lo mucho de lo que en el Valle se producía. Afirmaba también que, solamente ofreciendo datos de Tornavacas, Jerte, Cabezuela y Navaconcejo, en estos pueblos se producían "200.000 cántaros de vino, 16.000 de aceite, 1.000 de aguardiente vínico, 120.000 arrobas de cerezas, sin contar otras tantas, o más, de otras frutas como ciruelas, peras, melocotones, uvas, etc., etc., 40.000 fanegas de castañas; de 30 a 40.000 traviesas de roble anuales, pimiento, carbones, cascas, etcétera". En vista de estos datos, la cantidad de cerezas que se recolectaría a principios del siglo pasado -solamente en los cuatro pueblos ya citados-, equivaldría a, aproximadamente, 1.380.000 kg.

    Algo más de dos décadas después, en febrero de 1931, en una noticia que se centraba en describir el entorno natural de Valdastillas, publicada en el periódico Nuevo Día. Diario de la provincia de Cáceres (14/02/1931), se decía lo siguiente del Valle:

"La cereza es una fruta que produce, en años normales, muchos miles de duros al vecindario; todos los pueblos del Valle cultivan este árbol, el roble, los castaños, y las viñas y el olivo, algo de plantas forrajeras [...] y hortalizas, y algo, muy poco, de siembra".

    Avanzando en nuestro recorrido, ya en la Segunda República (1931-1936), hay que destacar que la producción de cereza iba incrementándose y que ya aparecieron las primeras cooperativas, siendo la de Navaconcejo la pionera. Por su interés, reproducimos una crónica correspondiente al verano de 1931 escrita desde Tornavacas. Publicada el 16 de julio en el periódico El Adelanto. Diario de Salamanca, decía así:  

 "Estamos en plena recolección de la abundante cereza, que este año rebasa los mejores cálculos; es tan activa la vida durante esta época, que a las tres de la madrugada está invadido el campo de trabajadores de ambos sexos; las jóvenes son las encargadas de la preparación de las banastas, cuyo rojo fruto arrojan los mozos encaramados en los árboles, entre frases ardientes y galantes, saliendo por esta fecha no pocos amoríos; y ya lo dice la copla: "Recogiendo aceitunas", etc., regresando al pueblo en franca camaradería viejos y jóvenes, oyéndose por todas partes las notas de la jota extremeña, inflamadas de pasión y tragedia.

Se calcula salen diariamente del Valle para la plaza de Madrid, más de treinta camiones cargados de este fruto; esto y castañera, remedia en parte la situación precaria de los trabajadores de esta tierra".

    Por otra parte, también se trabajaba en la eliminación y/o control de plagas que afectaban a los cerezos, algo que ya era, junto a las incertidumbres que acarreaban las inclemencias meteorológicas derivadas de las heladas y lluvias, una preocupación entre los agricultores en los meses anteriores a la recolección del fruto. De manera especial, así se indicaba en el diario El Día. Periódico de la mañana (08/01/1936), se estaba combatiendo a la conocida como "oruga de piñón", y sobre todo, a la "mosca de la cereza", la cual estaba perjudicando no solamente su recolección sino también su posterior comercialización. En este artículo, se señalaba que esta plaga había provocado que Inglaterra dejara de importar cerezas por el mal estado (de podredumbre) en la que se encontraban las mismas cuando llegaban al país. Para paliar estos efectos negativos sobre la cereza y sobre su comercialización, los ingenieros agrónomos de la Estación Central de Patología Vegetal de la Moncloa, organismo del Gobierno que se ocupaba de estas cuestiones, comenzaron a actuar en el Valle del Jerte, una de las zonas productoras más afectadas de toda España. Para ello, pusieron en marcha "un medio de lucha eficaz mediante cazamoscas de de vidrio con sustancias atractivas, en los cuales perecen las moscas antes de poner en las cerezas los huevecillos de los que nacen los gusanos productores del daño".

    Por último, en lo que respecta a la Guerra Civil (1936-1939), hemos de señalar que este conflicto que causó un enorme desgarro en España, también afectó a la cereza, principalmente en la época de su recolección, pues el circuito comercial quedó muy reducido durante estos años debido a la situación de guerra, que también afectó a la disponibilidad de mano de obra (llamamiento de hombres al Ejército, inestabilidad y persecuciones políticas...). A ello hay que sumar que en estos años seguían preocupando algunas plagas que afectaban a los árboles, de las cuales hablaremos a continuación. De esta trágica etapa de la Historia de España, son varias las referencias relacionadas con la cereza que, por su interés, aquí señalamos. En primer lugar, en 1938, cuando la Guerra Civil desangraba gran parte de España en todos los sentidos (hundimiento de la economía, pérdida de vidas humanas...), las plagas que afectaban al cerezo seguían preocupando, hasta tal punto que los servicios agronómicos del Gobierno debieron auxiliar y orientar a los agricultores sobre cómo tratarlas. Así se señalaba en el periódico Extremadura. Diario católico (El Periódico Extremadura actual) en su número del 01/11/1938. En un artículo firmado por el ingeniero agrónomo Clemente Sánchez Torres, se decía:

"Es sobradamente conocida la importancia económica que en la región de la Vera tienen, entre otros cultivos, los frutales, particularmente en el Valle del Jerte, el cerezo, que no sólo surte el mercado nacional, sino que es base de exportación. En esta región se venía desarrollando con ritmo alarmante la "oruga del cerezo u oruga del piñón". Este valle del Jerte comprende los tres términos de mayor producción de cerezas, que son los de Cabezuela, Navaconcejo y Jerte, y sobre ellos organizamos dos campañas, la de invierno y primavera, con extensión suficiente para que los agricultores observaran directamente los resultados y economía de los tratamientos. Como la campaña de invierno era totalmente desconocida, la realizamos en mayor extensión que la de la primavera, obteniendo, tanto en una como en otra, excelentes resultados en cuanto a su eficacia y en cuanto a la enseñanza. 

En la campaña de invierno se trataron 56.525 árboles. La Sección Agronómica aportó gratuitamente la dirección, productos, aparatos y los jornales de los capataces de cada brigada, siendo de cuenta de los propietarios los obreros y caballerías para transportes. El coste de la campaña por árbol fue de 0'152 pesetas, de cuya cantidad correspondió satisfacer al propietario 0´087 pesetas.

Igualmente se realizó en el mismo valle otra campaña contra la "mosca de la cereza", cuyo ataque impide la exportación de esta fruta, con un total de 36.400 árboles tratados, con un coste de 0´127 pesetas por árbol".

    En segundo lugar, y ya para finalizar este acercamiento a la cereza durante las primeras décadas del siglo XX, a principios de mayo de 1939, tan solo un mes después de finalizar la guerra, y estando a punto de iniciarse la campaña de recolección, encontramos una curiosa referencia a las variedades de cereza existentes en el Valle y a sus respectivos precios en origen según sus categorías. Por su interés, aquí la reproducimos:

Clase Temprana menuda. Primera: 0,95 pesetas; segunda: 0,90; tercera: 0,90. 

Clase Temprana gorda. Primera: 1,40 pesetas; segunda: 1,30; tercera: 1,15.

Clase Pretera. Primera: 0,95 pesetas; segunda: 0,85; tercera: 0,80.

Clase Mollar. Primera: 1,20 pesetas; segunda: 1,10; tercera: 1.

Clase Jarandillana. Primera: 1,20 pesetas; segunda: 1,10; tercera: 1.

Clase Ambruneses. Primera: 0,95 pesetas; segunda: 0,85; tercera: 0,80.

Clase Garrafal. Primera: 0,70 pesetas; segunda: 0,55; tercera: 0,55.

Clase Picota Negra. Primera: 0,95 pesetas; segunda: 0,75; tercera: 0,75.

Clase Picota Colorada. Primera: 0,90 pesetas; segunda: 0,80; tercera: 0,70.

    El anuncio que establecía los precios, firmado por el Gobernador Civil de la provincia de Cáceres, también indicaba que:

"Los precios señalados son iniciales sobre punto de origen o almacén. Para los pueblos de Rebollar, Valdastillas, Piornal, Cabrero y Casas del Castañar, se considera como punto de origen el lugar denominado Parador de Ojalvo, en la carretera de Plasencia a Barco de Ávila. Los demás pueblos productores, Navaconcejo, Cabezuela del Valle, Tornavacas, etc., cada uno se estima como punto de origen para la venta de toda la cereza producida en su término municipal respectivo".

    Casi 90 años después de esta referencia a las variedades y precios de este fruto, ya en pleno siglo XXI, la cereza es el indiscutible motor económico de la comarca. Lo que vino después de finalizar la Guerra Civil en cuanto al cultivo de este árbol que actualmente puebla las laderas de nuestro Valle...es ya otra historia que pronto abordaremos en una nueva entrada.

Encabezado del artículo aparecido en el periódico Extremadura. Diario católico (01/11/1938) en el que se habla de las plagas de la mosca del cerezo y la oruga del piñón que afectaban a los árboles del Valle.

 

Fotografía publicada en el periódico Pueblo. Diario del trabajo nacional, 24/11/1941. En ella, tomada en el término de Navaconcejo, aparece un hombre subido al tronco y dos, de pie, en el suelo, posando sobre el cerezo.

 

Cerezo de la variedad "Pico Colorado". Mediados de la década de 1960. Fotografía extraída del libro El cerezo en el Valle del Jerte, de Tomás Alonso Gavilán, publicado en 1967.





Cerezo de la variedad "Pico Negro". Mediados de la década de 1960. Fotografía extraída del libro El cerezo en el Valle del Jerte, de Tomás Alonso Gavilán, publicado en 1967.

jueves, 30 de noviembre de 2017

NUEVA PUBLICACIÓN: EL CARLISMO EN BADAJOZ

En el nuevo número de la Revista Sharia (nº 76, 2017), que edita la Asociación Amigos de Badajoz, participo con el trabajo titulado "El carlismo en Badajoz". Se trata de un breve texto el que se proporciona una panorámica general sobre el devenir de este movimiento a nivel local a lo largo de los siglos XIX y XX.


https://www.slideshare.net/amigosdebadajoz/sharia-n-76?from_action=save 

Por su interés, se reproduce a continuación el índice de contenidos de este número:

Editorial.- Luis de Morales: “Cuestión de Estado”.
El Carlismo en Badajoz. Juan Pedro Recio Cuesta.
Sebastián Montero de Espinosa: de frustrado mayorazgo a hospital. Manuel Cienfuegos Ruiz-Morote.
Los tres poetas: Pacheco, Lencero y Valhondo. Raquel Manzano González
Otra rehabilitación del baluarte de la Trinidad fue posible. Javier Teijeiro Fuentes.
Las pinturas de Morales en el Hospital de la Concepción. José Ramón González Rico.
Avituallamiento del Ejercito Extremeño durante el primer sitio a Badajoz en 1811. José Sarmiento Pérez.
Aportaciones a la historia de Badajoz por Tirso Lozano Rubio. Manuel Cienfuegos Ruiz-Morote.
Nuevo maltrato al patrimonio en Olivenza. Juan Manuel Vázquez Ferrera.
Juan Tovar en la toma de Badajoz. Eladio Méndez Venegas.
El tesoro prehistórico de Sagrajas, su recuperación y marcha a Madrid. Juan Javier Enríquez Navascués.



jueves, 16 de noviembre de 2017

jueves, 20 de diciembre de 2012

NAVIDAD ENTRE BOMBAS, TANQUES Y AVIONES. 1937.

Navidad de 1937 entre bombas, tanques y aviones.

De esta manera, en 1937, plasmaba un niño lo que para él era la Navidad en plena Guerra Civil. Por un lado, aviones -que, precisamente, no arrojaban regalos- y tanques. Por otro, el dibujo de un árbol de Navidad que representa la ilusión y esperanza de todo niño y adulto.
 FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO. Que el próximo año 2013 sea, cuanto menos, el doble de bueno que el año que dejamos.
 

Información del recurso:
 Título: Dibujos infantiles de la Guerra Civil  [Árbol de Navidad]
Fecha: 1937 
Tipo de Documento: Dibujos, grabados y fotografías 
Materia: Dibujos infantiles - España - S.XX    /  España - Historia - 1936 - 1939 (Guerra civil)

Descripción física: 1 dibujo sobre papel crema lápiz grafito

PID: 82581 
Colecciones relacionadas: Bellas Artes > Dibujos > Niños Guerra 

 

miércoles, 21 de marzo de 2012

"Retorno a la lealtad. El desafío carlista al Franquismo"

La entrada de hoy va dedicada a una obra imprescindible para conocer el papel del Carlismo a lo largo del régimen franquista: "Retorno a la lealtad. El desafío carlista al Franquismo", de Manuel Martorell y publicado por la editorial Actas en el año 2010. Además, resaltar que consiguió el primer puesto en el Premio Internacional de Historia del Carlismo, otorgado por la Fundación Luis Hernando de Larramendi.

Para muchos de los que leéis estas líneas, con total seguridad, ya os resultará chirriante el propio título de la obra. ¿El carlismo desafió al régimen franquista? ¿Pero los carlistas no apoyaron en todo momento al General Franco?, e incluso, los más despistados os preguntaréis, ¿quiénes son los carlistas?. Sin lugar a dudas, el papel de éstos durante el régimen franquista está totalmente tergiversado y, en la mayoría de las ocasiones, se realiza la lamentable relación "carlismo" = "franquismo".  Ese maldito "todo es lo mismo". Y, nada más lejos de la realidad, para el pesar de muchos, "Franco quiso borrar el carlismo de la faz de la tierra", como así lo atestiguan diversas decisiones tomadas por parte del régimen (la principal, a mi juicio, fue integrar -y con ello minimizar el radio de acción de la Comunión Tradicionalista- a los carlistas -sin consultar a sus bases- en la Falange mediante el Decreto de Unificación de 1937).




Sin duda alguna, se trata de un libro necesario para conocer un tema que, en la mayoría de las ocasiones, ha sido tergiversado hasta la saciedad. Un libro para desechar, de una vez por todas, esa burda y maniqueísta relación tan arraigada de meter en el mismo "saco" a carlistas y a falangistas. A fin de cuentas, un libro para dar el verdadero valor a un movimiento político y social que, verdaderamente, ha tenido un peso tremendamente espectacular en muchos capítulos de nuestra Historia Contemporánea.

Os dejo un artículo muy completo sobre la presentación del libro, que además aborda a grandes rasgos el contenido del mismo, que tuvo lugar en el Civivox de Pamplona. Invito a todo aquel que esté mínimamente interesado a dedicar unos minutos a leer el siguiente enlace.