sábado, 20 de abril de 2013

"El wolframio: un mineral que marca una época y una forma de subsistir en Tornavacas"


"El wolframio: un mineral que marca una época y una forma de subsistir en Tornavacas", es el título de la conferencia programada para el próximo 27 de abril dentro de las actividades de la VI Semana de la Montaña Extremeña, organizada por el Grupo de Montaña y Senderismo de Tornavacas.

 

Y, como no podía ser de otra manera, el título de la charla encaja a la perfección en el retrato de una época –década de 1940 y gran parte de 1950- marcada por el hambre y la escasez, herencia de la Guerra Civil, siendo la España rural una zona en condiciones muy precarias y en la que cualquier actividad económica bastaba para escapar del hambre que tantos estragos causó en aquellos años. Dentro del abanico de posibilidades, una actividad que alcanzó gran importancia fue la extracción de wolframio, de la cual el Gobierno de Franco supo sacar partido.

El wólfram, y más aún las personas y entidades encargadas de su explotación, fue el gran beneficiado de la II Guerra Mundial (1939-1945), conflicto que hizo temblar los cimientos de Europa, debido al espectacular aumento de su precio. La Alemania nazi, con Hitler a la cabeza, y las potencias aliadas -Reino Unido o la Unión Soviética, entre otras- se disputaban el control de las reservas de este preciado mineral. En el caso de Extremadura, y más concretamente en el norte de la provincia de Cáceres, basta decir que la producción sirvió de alimento para la maquinaria de guerra con la exportación de wolframio para la construcción de blindados, cañones o munición pesada. Explotaciones como las de Acebo o Valverde del Fresno tuvieron un papel muy importante durante este período. De esta manera, Franco puso a disposición de Hitler gran parte de las explotaciones de wolframio españolas y, de paso, el Estado recibió ingresos nada despreciables en una época en donde el régimen practicaba una economía de autosuficiencia -autarquía-.

Tornavacas se subió al carro de la explotación de este mineral unos años después de haber finalizado la Segunda Guerra Mundial. Eran años de escasez, de falta de recursos, en donde no existía un sustento económico estable, tal y como hoy en día ocurre en la zona con la agricultura. De este modo, la “fiebre” del wólfram llegaría en 1948 y tendría una gran importancia a comienzos de la década de 1950, coyuntura en donde su precio se vio incrementando de nuevo por otro conflicto bélico: la Guerra de Corea (1951-1953). Tampoco faltaría el contrabando – el famoso estraperlo-, una especie de “mercado negro” en donde el mineral se pagaba a un precio mucho más elevado.

Galería de una de las minas en la zona de "El Tejaíllo". Foto de Francisco Javier González Jiménez.


La minería de wólfram en Tornavacas, teniendo sus años dorados entre 1950 y 1955, fue a menos durante la década de 1960 y tocó fondo en la los 70, datando del año 1974 los últimos permisos de investigación para reactivar la producción. Pero ya eran otros tiempos: por un lado, el Valle del Jerte, poco a poco, iba ofreciendo más posibilidades de sustento económico como, por ejemplo, con la generalización del cultivo de la cereza; por otra parte, la emigración disminuyó la mano de obra disponible en no pocos lugares de la geografía extremeña, viéndose todo ello acompañado por el bajo precio de un mineral que había sido tremendamente importante en los primeros años del régimen franquista.

Mina "Marisol": una de las explotaciones más importantes. Foto de Francisco Javier González Jiménez.
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Noticia en el periódico ABC: "El wolframio será el protagonista de la VI Semana de la Montaña Extremeña".

1 comentario:

  1. ¿Lo ha grabado alguien en video, radio, fotos o cualquier otro soporte? Para los que no hemos podido asistir.
    Gracias.
    Un saludo.

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