"Familia, paisanos, amigos, concejala del Ayuntamiento de la villa que fue Tornavacas, queridos y
valientes socios y responsables del Grupo de Montaña y Senderismo. El motivo
que hoy aquí nos tiene reunidos no es otro que inaugurar este robusto monolito
de piedra con una inscripción latina tallada, que hace referencia directa a la
batalla que, según tradición constante desde hace varios siglos, da nombre a
nuestro pueblo y esta noche, por cuarto año consecutivo, se vuelve a
representar.
Fotografía cedida por Soraya Lucas Luengo |
La instalación e inauguración de este
monolito no se hace por un simple capricho pasajero, ni tampoco es un acto sin
justificación. Entonces, ¿por qué hoy, 1 de mayo de 2014, se hace realidad esta
brillante idea?
Fotografía cedida por Soraya Lucas Luengo |
Aparte del empeño y del buen hacer
del Grupo de Montaña y Senderismo, como historiador, no puedo menos que hacer
referencia a hechos del pasado para otorgar una justificación basada en una
documentación que, afortunadamente, ha llegado hasta nuestros días. Como ya dio
a conocer un paisano valxertiense y, para mí, ejemplo de afanado investigador y
buen conocedor de nuestras raíces, como es Fernando Flores del Manzano, la inscripción que tenéis ante vuestros ojos fue dada a conocer por el párroco
tornavaqueño a finales del siglo XVIII (década de 1780) al geógrafo don Tomás
López, quien trabajaba al servicio de la Monarquía de Carlos III. El párroco
señalaba que dicha inscripción estaba tallada en una gran piedra, a modo de
monumento, que él mismo había visto y que estaba colocada en la raya del
Puerto, sirviendo de límite con Castilla. Además, también relataba que en el
escudo de la villa aparecía una vaca con teas encendidas en las astas, lo que
viene a decir que muy probablemente la leyenda de la batalla contra los
andalusíes estaba muy presente desde el momento mismo del nombramiento de
Tornavacas como villa, como de igual modo ha permanecido durante el paso de los
siglos, hasta el punto de que en el primer sello de caucho que utilizó el Ayuntamiento
tornavaqueño en la década de 1870 aparece una vaca con unas teas en sus
cuernos.
Fotografía cedida por Soraya Lucas Luengo |
Por último, el lugar en donde nos
hallamos, la “cimará” del pueblo, teniendo al pie la Fuente de los Mártires,
tiene un significado simbólico similar al Puerto, ya que de aquí parte el
camino hacia Castilla, esa tierra casi hermana para nosotros, pueblo de
frontera, que se abre según cruzamos nuestro Puerto.
Por ello, haciendo gala de nuestra historia, tornavaqueños, ahora nos toca a nosotros seguir transmitiendo el
legado que nos han dejado nuestros antepasados. Ahora más que nunca, en un
mundo cada vez más globalizado y en donde los localismos están vistos como
puras reminiscencias folklóricas, hemos de conservar y potenciar lo propio, lo que nos
caracteriza como pueblo, como unidad, como gentes que comparten temporalmente
–pues nada es eterno- un lugar que destaca por su atractiva y prolongada
historia.
Para finalizar, no puedo dejar de
mencionar la inolvidable frase acuñada por Gustav Malher -compositor y director
de Orquesta austríaco de finales del siglo XIX y principios del siglo XX y muy
reconocido en su tiempo-, pues señalaba que
la tradición es la transmisión del
fuego [y] no la adoración de las cenizas. Y eso es lo que estamos haciendo con
estos actos. Y lo mejor y más satisfactorio es que es una tarea que estamos
asumiendo entre todos. Sigamos así. Muchas gracias".
Tornavacas, 1 de mayo de 2014
Juan Pedro Recio Cuesta
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La inauguración del monolito y la representación de la leyenda que da el nombre a un pueblo en la prensa regional:
La historia de Tornavacas escrita día a día en las piedras, en la piel de los tornavaqueños, en el aroma de la sierra, en el agua de las gargantas, en las bodegas de las casas. Es un orgullo ser parte de Tornavacas y poder escribir páginas en su historia. Felicidades por todo el trabajo realizado y a seguir adelante.
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