miércoles, 21 de agosto de 2013

LA PRODUCCIÓN HISTÓRICA SOBRE EL CARLISMO EN EL TIEMPO DEL FRANQUISMO


¡Cuántas veces, encerrado en mi despacho, en las horas amargas de mi largo destierro, fijos los ojos en el estandarte de Carlos V, rodeado de otras cincuenta banderas, tintas en sangre nobilísima, que representan el heroísmo de un gran pueblo, evoco la memoria de los que han caído como buenos, combatiendo por Dios, la Patria y el Rey! Ese era su grito al morir. Con la misma sagrada invocación en los labios, cuántos otros han entregado su alma a Dios, mártires incruentos, en los hospitales, en la emigración, en las cárceles, en la miseria; matados, aún más que por el hambre, por las humillaciones, y todo por no querer faltar a la fe jurada, por ser fieles al honor, por no doblar la rodilla ante la usurpación triunfante. Nosotros, continuadores de su obra y herederos de las aspiraciones de todos ellos, tenemos el deber ineludible de honrar su memoria.
 Palabras de S.M. Carlos VII (1848-1909) en SANZ Y DÍAZ, J., Generales carlistas, vol. I, Madrid, Publicaciones Españolas, 1954, p.3.


El régimen de Franco, con vistas a ensalzar ciertos capítulos y/o personajes de la Historia de España, dio soporte a gran cantidad de publicaciones durante los casi más de cuarenta años de su vida. Basta con recordar que se difundieron hasta la saciedad las proezas de los conquistadores del Nuevo Mundo o las batallas contra Al-Ándalus -la denominada Reconquista-, entre otros muchos episodios. En este sentido, dentro del siglo XIX -que, recordemos, según Franco debía ser borrado de la Historia de España por ser la centuria por excelencia del liberalismo - el Carlismo también será uno de los temas que se tratarán dentro de esta producción histórica. No olvidemos que fue un movimiento contrarrevolucionario y legitimista iniciado en el siglo XIX y, posteriormente, partícipe en la Guerra Civil dentro del denominado "bando nacional". Este carácter y trayectoria del Carlismo servirá al régimen para hacer proselitismo de los valores patrios y, de paso, integrará en su ideario elementos procedentes del tradicionalismo.

Dentro de esta producción histórica podemos insertar el folleto titulado Generales carlistas, realizado por José Sanz y Díaz, compuesto por dos volúmenes (I y II, ambos de 29 páginas), y publicados en 1954 y 1956, respectivamente, por la editorial Publicaciones Españolas. Como el mismo autor apunta, se trata de una serie de informaciones básicas sobre "la serie de militares que más se distinguieron por sus hechos heróicos dentro de las filas leales de la Legitimidad".


Cubierta del folleto Generales carlistas. Vol. I, 1954.

Atendiendo a lo dicho, además de ofrecer una serie de datos sobre los generales que lucharon por la causa carlista -encontrando mayor número de referencias a los que lucharon en la Primera Guerra (1833-1840)-, dicho folleto acompaña estas descripciones con imágenes de notables personalidades del Carlismo decimonónico, caso de D. Tomás de Zumalacárregui o S. M. Carlos VII.

Grabado de un jovencísimo Zumalacárregui

S.M. Carlos VII

Siendo una publicación "patrocinada" por el régimen, el autor establece un nexo entre las guerras del siglo XIX y la  propia Guerra Civil, ya que, según sus palabras, "cuando, durante la infecta República socialera, todos los valores morales estaban en quiebra y España caminaba, materializada, a la deriva, los nietos de estos generales de los requetés tendrían que cumplir una altísima misión: la de salvarla, y la cumplieron desinteresadamente". Obviando otros fragmentos repletos de la retórica habitual tan utilizada por el régimen, los dos volúmenes se componen de los siguientes contenidos:

  • Volumen I (1954)
 I. Preámbulo necesario.
II. Don Santos Ladrón de Cegama.
III. Don Tomás de Zumalacárregui Imaz, duque de la Victoria.
IV. Don Vicente González Moreno.
V. El conde de Villemur.
VI. El marqués de Bóveda de Limia.
VII. Don Ángel Casimiro Villalaín.
VIII. Don Manuel Marco de Bello y Rodrigo.
IX. Don Jaime Ortega y Olleta.
X. Don Antonio Dorregaray y Dominguera.
XI. Don Juan Manuel Balmaseda.
XII. Don Nicolás Ollo y Vidaurreta, conde de Somorrostro.
XIII. Don Juan Nepomuceno de Orbe, marqués de Valdespina.
XIV. Don Rafael Tristany.
XV. Don Joaquín J. de Alzaa.

  • Volumen II (1956)
I. Notas.
II. Don Castor de Andéchaga.
III. Don Manuel Salvador Palacios.
IV. Don Juan Illanes.
V. Don José Sabater y de Prat.
VI. Don José de Lespinasse.
VII. Don Isidro Pamiés.
VIII. Don Fernando Carnevali.
IX. Don Carlos Calderón y Vazco.
X. El Conde de Casa-Eguía.
XI. Don Manuel de Medina-Verdes y Cabañas.
XII. Don Bruno de Villarreal.
XIII. Don Miguel Gómez y Damas.
XIV. Don José de Uranga.
XV. Don Ignacio Negri y Mendizábal.
XVI. El Artillero Montenegro.
XVII. Guergué, el fusilado de Estella.
XVIII. Un gran general murciano, Jara.
XIX. Otro fusilado por Maroto, el general García.
XX. Quílez, un turolense ejemplar.
XXI. Llangostera, el de Manlleu.
XXII. Miralles, III capitán general del Maestrazgo.
XXIII. El general Borges, que murió en Calabria.

Sin duda, una pequeña obra para concer dos aspectos de la contemporaneidad española: 1) algunos datos sobre la vida y obra de los generales carlistas del siglo XIX y 2) el uso interesado de la Historia por parte del Franquismo.

Generales carlistas en el catálogo de la Biblioteca de la Universidad de Extremadura.

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