viernes, 25 de octubre de 2013

FIESTAS EN HONOR AL SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDÓN. TORNAVACAS (1913)

 TORNAVACAS
Las fiestas del  Smo. Cristo
Septiembre de 1913

 Cabecera de la noticia. Región: periódico de noticias, 24 de septiembre de 1913.

"Con gran animación, concurrencia y solemnidad extraordinarias se han celebrado las tradicionales fiestas en honor del Stmo. Cristo en la iglesia parroquial de esta villa.

Ya desde las vísperas del 14, el continuo disparo de voladores anunciaban a este católico vecindario la celebración de expresadas fiestas religiosas, viéndose desde las primeras horas de la mañana de citado día muy animadas todas las calles de esta localidad. A las diez y media de la mañana tuvo lugar la Misa Solemne, estando el templo totalmente lleno de fieles, que con gran entusiasmo y edificante fervor venían a honrar al Santísimo Cristo. El sermón en tan solemne festividad estuvo a cargo del digno párroco D. Agustín Mª Gil. Siguiendo inmemorial costumbre varias señoritas de la localidad cantaron el Ramo sobresaliendo entre estas la distinguida jóven Florencia que entonó admirablemente bellísimos cánticos de marcado sabor religioso.

Regocijos populares

También concurrió gran gentío a los que estaban anunciados figurando entre estos animadísimos bailes a los que asistió la juventud alegre de este pueblo y muchos dinstinguidos pueblos comarcanos.

De teatro

Durante las noches de los días 14, 15 y 16 del presente mes actuó en el salón de D.P. Merino la compañía dramática Fabianís, poniendo en escena las obras denominadas El Verdugo de sí mismo, Caparrota y Cañamonera, distinguiéndose en esta última las notables actrices Guillermina y Anita Fabianís, que dadas sus excepcionales condiciones para la actuación su obra puede ser conocida en los grandes teatros.

Como de costumbre, en los días 21, 22 y 23 de este tienen también lugar en esta villa las tradicionales y concurridas fiestas denominadas de San Mateo."

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Así narraba las fiestas del Santísimo Cristo del Perdón el rotativo Región: periódico de noticias en su edición del 24 de septiembre de 1913, habiendo finalizado ya las fiestas patronales y la tradicional feria de San Mateo. Como el lector comprobará, se trataba de una fiesta enteramente religiosa -el redactor de la noticia señala que se trata de un "católico vecindario"-, pero en la que también había lugar para una serie de actividades destinadas al ocio, como las obras de teatro o los bailes vespertinos para la juventud en el local de Merino. Dentro de los actos religiosos no podría faltar la referencia al "inmemorial" Ramo que, 100 años después, se mantiene en muy buen estado de salud.

A fin de cuentas, una solemne fiesta que encaja en los estándares de las festividades locales del mundo rural en el reinado de Alfonso XIII, en donde el componente religioso impregnaba y era bien patente en todos y cada uno de los actos programados.

martes, 22 de octubre de 2013

Recreación de la Batalla de Andoain: carlistas y liberales en septiembre de 1837

Con gran acierto, según opinión del que escribe y suscribe estas líneas, la asociación Larramendi Bazkuna ha tenido la excelente idea de llevar a cabo la recreación de uno de los tantos hechos de armas reseñables que se produjeron durante la Primera Guerra carlista. En este caso concreto, se ha recreado la Batalla de Andoain, enfrentamiento entre carlistas y liberales que tuvo lugar el 14 de septiembre de 1837 en los alrededores de la citada villa guipuzcoana y sus alrededores.

Los carlistas, liderados por el inolvidable general D. José Ignacio de Uranga -llegado para la ocasión desde Navarra-, arrollaron a los liberales, los cuales, acompañados de fuerzas pertenecientes a la Legión Auxiliar Británica, se vieron obligados a abandonar sus posiciones e iniciaron la huída, ya dispersos, hacia San Sebastián.

 El general Uranga pasa revista a sus tropas. Fuente: Diariovasco.com

Una iniciativa plausible y una magnífica noticia para los amantes e interesados en el fabuloso mundo de las recreaciones históricas y que, además, debería suponer el punto de partida para fomentar y mostrar el verdadero valor de muchas acciones que tuvieron lugar a lo largo de esta Primera Guerra. No estaría nada mal volver a ver a D. Carlos acaudillando su Expedición por tierras castellanas o al aventurero general D. Miguel Gómez Damas recorriendo media Península para conseguir adeptos a la causa. Por algo se empieza.

Información sobre la Batalla de Andoain (Museo Zumalacárregui de Ormaiztegi)

Galería de fotos de la recreación (Diario Vasco)

domingo, 13 de octubre de 2013

La cárcel del siglo XIX vista por dos presos.

En la actualidad, encontrándonos en los albores del siglo XXI, en no pocos países existen cárceles en donde el hacinamiento, la suciedad y la dejadez por parte de la administración encargada de su gestión y cuidados es una realidad que, con sus más y sus menos, se nos da a conocer en los diferentes medios de comunicación.

Estos mismos problemas de insalubridad y dejadez por parte de la administración encargada de su mantenimiento eran expuestos por dos reos de la Cárcel Real de Villar del Rey (Badajoz) hace más de un siglo. José Durán del Manzano y Rosendo Hernández, los reos en cuestión, se dirigían a la Real Audiencia de Extremadura para solicitar mejoras en su habitáculo. 

 Encabezado de la carta. Papel timbrado con el sello de pobres.


Las malas condiciones de higiene y el calor del verano pacense también están presentes en la misiva dirigida por los reos en septiembre de 1833, aún reinando Fernando VII, la cual decía así:


Escelentisimo Señor.

Jose Duran del Manzano y Rosendo Hernández, presos en la Real Carcel de esta villa de Villar del Rey por resultas de la muerte de Manuel Rubio en la misma, ante V[uestra] E[xcelencia] y con el debido respeto decimos: que es tanta la dejadez que esta Justicia en parte del aseo de la prisión donde estamos, que a pesar de no haber en ella vispote, cubo ni común donde hacer nuestras necesidades se pasan los diez, doce y más días sin limpiarla por alguna dejadez. Estamos cubiertos de chinches y gusanos que cria la inmundicia y son tanto que no solo en la cama los tenemos, sino también en la comida los hallamos diferentes veces. Yo, José Durán, con los malos olores y demasiada laceria he encontrado unas fuertes calenturas y fastidio tan grande que no hay fuerzas humanas a tomar el menor alimento, y creo si V[uestra] E[xcelencia] no toma algun gobierno sobre el particular que llegare a perder la vida; mas sucede y es, que la rasura me la hacían dos veces en la semana y tampoco he logrado esa gracia porque hoy hace diez y ocho días que no me afeitan; mas aunque todo esto lo estamos pidiendo todos los días a la Justicia, no hay fuerzas humanas a conseguirlo, que nos responden que tienen otros que[h]aceres a que atender y no pueden atender a limpiarlo. No se persuada V[uestra] E[xcelencia] que porque hacemos nuestras necesidades en la pieza donde estamos sea de grande cabida, porque es una pieza de cuatro varas y cuartas de largo y tres varas no cabales de ancho, no tan solo estamos nosotros en el rincon, sino también todos los presos que por aquí pasan con cuya ocurrencia se aumenta mas la inmundicia. El suelo de referida pieza es de una pizarra viva en el que hay hoyos que se pueden enterrar hombres, el cual con muy poco lo podían picar y allanar y también calafetear las paredes y evitarnos las chinches.

A V[uestra] E[xcelencia] prendidamente suplicamos se digne compadecerse de esta infelicidad, que además de ser bastante nocivo para nosotros también lo es para todo el pueblo pues sale un olor por la ventana capaz de contagiar toda esta poblacion. Tambien tiene dicha pieza una ventana de cinco cuartas de alto y cuatro de ancho la que nos tienen sin puerta y cae al poniente por la que nos entra tanto calor que no podemos parar. Cuya gracia deseamos alcanzar de V[uestra] E[xcelencia].

Villar del Rey, 12 de septiembre de 1833.”
La Real Audiencia de Extremadura, teniendo por cierto lo que se expresaba en la carta aquí mostrada, instó a la Justicia de Villar del Rey a procurar el “aseo y limpieza de la  cárcel, dando a los reos las horas de ventilación que sean compatibles con su seguridad”.

Fuente del documento: Archivo Histórico Provincial de Cáceres, fondo de la Real Audiencia.

martes, 1 de octubre de 2013

A LOS 180 AÑOS DEL MANIFIESTO DE ABRANTES. 1 DE OCTUBRE DE 1833.

Tal día como hoy, 1 de octubre, pero de 1833, cumpliéndose ya 180 años de este episodio, desde el enclave portugués de Abrantes, D. Carlos María Isidro de Borbón lanzó un Manifiesto reclamando sus derechos al Trono de España, siendo ésta su primera reacción tras la muerte de su hermano Fernando VII el 29 de septiembre del mismo año.

D. Carlos Mª Isidro de Borbón. Fuente: álbum siglo XIX.

El Manifiesto, que daría paso a un enfrentamiento bélico entre carlistas e isabelinos y que afectó a la práctica totalidad del territorio español (episodio conocido como la Primera Guerra Carlista, que se desarrolló entre 1833 y 1840), decía así:

"Españoles:
¡Cuán sensible ha sido a mi corazón la muerte de mi caro hermano! Gran satisfacción me cabía en medio de las aflictivas tribulaciones, mientras tenía el consuelo de saber que existía, porque su conservación me era la más apreciable. Pidamos todos a Dios le dé su santa gloria, si aún no ha disfrutado de aquella eterna mansión.
No ambiciono el trono; estoy lejos de codiciar bienes caducos; pero la religión, la observancia y cumplimiento de la ley fundamental de sucesión, y la singular obligación de defender los derechos imprescriptibles de mis hijos y todos mis amados sanguíneos, me esfuerzan a sostener y defender la corona de España del violento despojo que de ella me ha causado una sanción tan ilegal como destructora de la ley que legítimamente y sin alteración debe ser perpetua.
Desde el fatal instante en que murió mi caro hermano -que santa gloria haya- creí se habrían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora lo será el que no jure mis banderas, a los cuales, especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios, si así conviene, me lleve al seno de mi amada patria, y a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y la perfecta caridad. No padezca yo el sentimiento de que los católicos españoles que me amen, maten, injurien, roben, ni cometan el más mínimo exceso. El orden es el primer efecto de la justicia; el premio al bueno y sus sacrificios, y el castigo al malo y sus inicuos secuaces es para Dios y para la ley, y de esta suerte cumplen lo que repetidas veces he ordenado.

Abrantes, 1.º de octubre de 1833. - Carlos María Isidro de Borbón."

 Don Carlos revistando sus tropas en Amurrio. Fuente: álbum siglo XIX.


Fuente del Manifiesto: PIRALA, Antonio, Historia de la guerra civil y de los partidos liberales y carlista. Segunda edición refundida, y aumentada con la historia de la Regencia de Espartero. Madrid, Imprenta de los señores F. de P. Mellado y C.ª, 1868, t. I, p. 195. Citado en BULLÓN DE MENDOZA, Alfonso, Las guerras carlistas en sus documentos, Barcelona, Ariel, 1998, pp. 25-26.